Pienso Que Me corresponde cumplir con mi deuda de gratitud a Dios y a la Ciencia Cristiana y compartir tres testimonios de curaciones concluyentes.
Sané instantáneamente de hemorroides. Cuando me hice un examen médico como requisito para el empleo, el médico amablemente me dijo: “Usted está físicamente bien de salud, pero cuando llegue a los treinta años necesitará una operación de hemorroides”. Como en ese entonces era un estudiante nuevo en la Ciencia Cristiana, no estaba lo suficientemente alerta para reconocer esto como un pensamiento erróneo — que no venía de Dios — y que necesitaba corregir con la verdad espiritual. Cuando cumplí los treinta años ciertamente se manifestó el problema de hemorroides. Al principio lo ignoré, pero entonces cierta vez el dolor fue tan intenso que me dije: “Algún día voy a sanar esto con la Ciencia Cristiana”. Casi de inmediato un mensaje angelical de Dios me vino al pensamiento: “¿Algún día? ¿Por qué no ahora?”
Obedeciendo ese mensaje, dediqué mi pensamiento de todo corazón a la oración. Esa mañana estaba en la ducha, antes de ir al trabajo. En menos de lo que se requiere para escribir estas líneas, declaré desde mi más elevado pero aún simple entendimiento: “Dios es Mente, y esa Mente infinita llena todo el espacio con su infinita pureza”. Comprendí que las hemorroides no eran más que manifestaciones de creencias mortales incorrectas acerca de Dios y el hombre. Pero no puede haber creencias incorrectas porque no existe una mente mortal falsa que piense en estas cosas. Todo el espacio está ocupado por la Mente infinita, Dios, quien crea y gobierna todo en perfecta armonía. Afirmé esta declaración y me fui a trabajar. Dos días después recordé el incidente, y me di cuenta de que no tenía evidencias de hemorroides. De esto hace varias décadas y la curación ha sido permanente.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!