Venga, Gocemos de libertad e independencia sin limitaciones. Experimentemos la alegría pura de vivir y disfrutar de un bienestar total.
Estos son anuncios publicitarios que aunque ofrecen, por medio de falsas promesas, la posibilidad de experimentar una alegría de vivir maravillosa a través del uso, por ejemplo, de alcohol o tabaco, pueden, sin embargo, despertar en nosotros el deseo de disfrutar de la libertad verdadera. Y esta libertad no está lejos de nuestro alcance.
El Evangelio según Juan nos habla acerca de un hombre que probablemente con frecuencia pensaba lo siguiente: “¡Si tan solo pudiera moverme libremente y con facilidad!” Véase Juan 5:2–9. En una ocasión en que este hombre, que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo, se encontraba junto al estanque de Betesda, Jesús le preguntó si quería recobrar la salud. Pero su única respuesta fue que no tenía a nadie que lo sumergiera en las aguas supuestamente sanadoras del estanque, en el momento apropiado.
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