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El respeto por la curación espiritual

Del número de mayo de 1996 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Curación Espiritual hoy se está teniendo en cuenta más seriamente tanto en los círculos religiosos como médicos. En diciembre de 1995, bajo la dirección del Dr. Herbert Benson, la Facultad de Medicina de Harvard, el Instituto Médico de la Mente y el Cuerpo y el Hospital Diaconisa, organizaron en Boston un congreso de tres días bajo el nombre de “La espiritualidad y la curación en la medicina”. Muchos representantes de grupos religiosos importantes, entre ellos la Iglesia de Cristo, Científico, hablaron sobre la práctica religiosa en sus respectivas denominaciones. También compartieron sus experiencias médicos y enfermeras que han comenzado a incorporar la curación espiritual en su práctica.

La concurrencia estuvo compuesta por médicos, enfermeras, profesionales que se dedican al cuidado de la salud, clérigos y gente que simplemente asistió para saber más acerca de la curación espiritual. Por ejemplo, un abogado, que experimentó en su propia vida este tipo de curación, viajó desde Michigan. Me comentó acerca de su constante búsqueda espiritual y porqué estaba interesado en el congreso: “Creo que existen dimensiones del espíritu y capacidades humanas de las que ni siquiera hemos raspado la superficie. Si tuviera una meta en mi vida, probablemente sería la de comprender y sanar como lo hizo Jesús”.

De hecho, este interés creciente en la curación espiritual está surgiendo en diferentes partes del mundo. Y no sólo ocurre en las ciudades importantes y en instituciones prestigiosas de enseñanza e investigación. También ocurre en iglesias pequeñas que celebran cultos religiosos de curación y en consultorios privados de médicos que oran por sus pacientes. Está ocurriendo en pueblos y vecindarios dondequiera que uno mire.

Un ejemplo de esto lo tenemos en la información que llegó de The Herald-Sun de Durham, Carolina del Norte, un servicio de noticias. El artículo se titula “La curación divina pierde su estigma”, y comenta que gran cantidad de iglesias importantes se están esforzando cada vez más por realizar cultos religiosos de curación en sus comunidades. El diario dice: “Estos cultos se llaman a menudo ‘cultos para la salud’ y la liturgia sugiere que la curación divina puede ser mucho más que un cambio físico”.

El artículo continúa diciendo: “Tal vez se hagan con el propósito de fortalecer las mentes y espíritus quebrantados o de hacer frente a las necesidades espirituales o psicológicas. O, como dijo un ministro, quizás lo que una persona más necesite sanar sea un sentimiento de enojo o de frustración en su vida, que no ha podido resolver”. Este ministro también observa que esos estados mentales tal vez sean la causa básica de una enfermedad, y que por esa razón el ministerio sanador de la iglesia tiene que tratar esos aspectos directamente.

The Herald-Sun menciona a otro ministro que dio clases en la Duke Divinity School, el Reverendo William Lawrence, quien habla sobre las raíces de la curación espiritual en la labor de los primeros seguidores de Cristo Jesús. Él comenta que “las iglesias están descubriendo que los cultos religiosos de curación han sido parte de la vida de la Iglesia Cristiana desde los comienzos del movimiento. Existe gran cantidad de evidencia, ciertamente en el ministerio de Jesús, en el libro de los Hechos y en la Epístola de Santiago”.

En 1875, Mary Baker Eddy, la Descubridora de la Ciencia Cristiana, escribió el libro de texto de la curación espiritual, titulado Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras. Este libro es hoy una fuente de vital importancia para los sanadores. Explica las leyes divinas y verdades espirituales acerca de Dios y Su creación, así como las reglas específicas para la práctica de la curación. A través de diversos argumentos acerca de la curación y la salud, Ciencia y Salud pone bien en claro que esto envuelve mucho más que la curación física. El designio más importante es siempre la regeneración y redención espiritual. La gente encuentra que su vida tiene un nuevo significado. Hombres y mujeres son hechos “nuevos” en Cristo.

Como resultado de esta transformación espiritual nuestra base de pensamiento se eleva más allá de las limitaciones de creer que la vida tiene sus raíces en la materialidad, a la libertad de entender la naturaleza espiritual de la identidad real del hombre. Aprendemos que nuestra vida está en Dios y proviene de Él, el Espíritu divino; que en realidad reflejamos al Espíritu y que verdaderamente jamás hemos estado sujetos a la materia y sus limitaciones. El reconocimiento de nuestra espiritualidad, bondad e integridad inherentes como la semejanza de Dios, es algo maravilloso y liberador. Esa transformación de pensamiento y carácter que produce el Cristo, no sólo cambia nuestra perspectiva mental sino que también sana la enfermedad, la desarmonía física y el malfuncionamiento corporal, que ha resultado de algún conflicto en nuestro pensamiento, de alguna fase de la creencia falsa en otro poder aparte de Dios.

Ciencia y Salud aclara porqué es tan importante elevar y transformar el estado mental del que busca la curación espiritual. La Sra. Eddy escribe: “La enfermedad siempre es producida por un concepto falso que se abriga mentalmente y no se ha destruido. La enfermedad es una imagen de pensamiento exteriorizada. El estado mental es llamado estado material. Todo lo que se abrigue en la mente mortal como condición física se manifiesta en el cuerpo”.Ciencia y Salud, pág. 411.

El método sanador que no sólo mejora el cuerpo sino que sana y renueva la vida, es la curación original y cristiana que Jesús y sus discípulos practicaron.

Este elemento fundamental en la curación científica y cristiana — la demostración de un cambio de pensamiento, de una regeneración espiritual, de una genuina integridad del ser — es tal vez la razón principal por la cual la curación espiritual recibe hoy una más seria consideración y aprecio. El método sanador que no sólo mejora el cuerpo sino que sana y renueva la vida, es la curación original y cristiana que Jesús y sus discípulos practicaron. El Maestro sanó toda clase de enfermedades: crónicas, agudas, congénitas, funcionales y contagiosas. Sanó la ceguera y la sordera; limpió la lepra y restauró la fortaleza y agilidad al cojo. La curación que él ofreció también fue una renovación espiritual, que traía paz y alegría. Él dijo a sus seguidores: “Mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da”. Juan 14:27. Y “Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”. Juan 15:11.

Cuando Mary Baker Eddy estaba escribiendo acerca de los efectos de la labor sanadora realizada por medio de la práctica de las leyes de Dios, la Ciencia del Cristo, ella afirmó que era mucho más que una simple “exhibición fenomenal”. Ella escribió: “Su aparecimiento es el nuevo advenimiento del evangelio: ‘En la tierra paz, buena voluntad para con los hombres’”. La Sra. Eddy se dio cuenta de que su propósito tenía que ser más elevado que el de tratar la enfermedad física, como en realidad era en la época de Jesús. Ella observa: “Ahora, como entonces señales y prodigios se efectúan en la curación metafísica de la enfermedad física; pero esas señales sirven solamente para demostrar el origen divino de esa curación — para atestiguar la realidad de la misión superior del poder del Cristo, la de quitar los pecados del mundo”.Ciencia y Salud, pág. 150.

En el párrafo anterior de esta declaración en Ciencia y Salud, la Sra. Eddy también escribe: “Hoy día casi no hay ciudad, pueblo o aldea donde no se encuentren testigos y monumentos vivientes a la virtud y al poder de la Verdad, tal como se aplican en ese sistema cristiano de sanar la enfermedad”.Ibid., págs. 149–150.

Cuando la curación espiritual nos libera del temor o del pecado, cuando nos sana, cuando hace que nuestra vida, en humildad, cada día dé testimonio de “la virtud y [el] poder de la Verdad”, se gana — y de cierto merece — el respeto de los pensadores sinceros.

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