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“Estamos esparciendo las semillas del cambio”

Del número de mayo de 1996 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En Diciembre de 1995 se llevó a cabo en Boston un congreso de tres días sobre “La espiritualidad y la curación en la medicina”. Entre los presentes, había médicos, psicólogos, administradores y profesionales que se dedican al cuidado de la salud, enfermeras, asistentes sociales, clérigos y gente que había venido simplemente para aprender más acerca de la curación espiritual.

La conferencia fue patrocinada por la Facultad de Medicina_ de Harvard y el Instituto Médico de la Mente y el Cuerpo del Hospital Diaconisa, bajo la dirección del Dr. Herbert Benson. Él explicó que uno de los objetivos del congreso era demostrar que hay maneras de hacer desaparecer el abismo que aparentemente existe entre la ciencia y la espiritualidad.

El Heraldo presenta a continuación algunas observaciones acerca de este congreso que abre nuevos senderos.

Lazos más estrechos

“¡Mira a tu alrededor y sorpréndete!” dijo el Dr. Dale Matthews, un profesor de medicina de la Universidad de Georgetown, Washington, D.C., cuando miró a la gente reunida. También miró las cámaras de televisión, micrófonos y computadoras portátiles de cuarenta y tres reporteros que estaban informando acerca del congreso.

Entre ellos se encontraba la productora y realizadora de videos y películas documentales Geri Lennon, quien no pudo dejar de hacer un comentario personal: “¡El hecho de que la gente del campo de la medicina y los sanadores espirituales estén bajo el mismo techo es fabuloso! A pesar de que los coeficientes basados en la realidad son necesarios en un intercambio de opiniones como éste, no tienes otra alternativa que quedarte con la alegría y los milagros... Con un congreso así, estamos esparciendo las semillas del cambio”.

Uno de los discursos inaugurales durante la cena de apertura estuvo a cargo de Sir John Templeton, presidente de una fundación que está esforzándose por establecer vínculos más estrechos entre la ciencia y la religión, y que brinda su apoyo a más de treinta programas y estudios que están tratando de aumentar el entendimiento que la humanidad tiene de Dios.

Señaló que en todo campo de investigación en el mundo actual se está haciendo un esfuerzo constante por ir más allá del conocimiento que se tiene, excepto en el campo del conocimiento espiritual.

Dijo que su abuelo era médico en el Ejército Confederado durante la Guerra Civil. Tres de los hijos de Sir John (incluso una nuera) también son médicos. Comentó que hoy sabemos cien veces más acerca del cuerpo, el universo físico y hasta la economía. “¡Pero estos hijos míos”, continuó, “difícilmente sepan algo más de lo que mi abuelo sabía hace cien años... acerca de la espiritualidad!”

Sir John dijo que sus investigaciones han demostrado que probablemente el 90 por ciento de los padres de familia en los Estados Unidos optarían por orar por uno de sus hijos que estuviera seriamente enfermo. Entonces, preguntó: “¿Por qué, hasta donde yo sé, sólo hay siete facultades de medicina que ofrecen cursos breves sobre la oración y la curación espiritual?”

Varios compartieron su fe

Representantes de ocho grupos religiosos hablaron durante el congreso acerca de las prácticas de curación de sus respectivas religiones. Entre ellos estaba Virginia Harris, Presidenta de La Junta Directiva de la Ciencia Cristiana, quien habló acerca del privilegio de conocer e intercambiar ideas con tantos sanadores, y del poderoso lazo en común que todos ellos comparten. El discurso que dio Virginia Harris se encuentra en la página 28 de este Heraldo.

George H. Gallup, hijo, copresidente de la Organización Gallup, describió el congreso como un suceso importante en los esfuerzos que se están haciendo por establecer una relación entre la espiritualidad y la salud, y dirigir la atención al mundo interior, no al mundo exterior.

“Las barreras entre la fe y el razonamiento se están derrumbando”, dijo. “Muchos estadounidenses están muriendo de enfermedades que se causan a sí mismos, debido en parte al estado turbulento del mundo; a la falta de tiempo para reflexionar y reorganizar sus vidas; y a su distanciamiento de Dios. El acercarse a Dios es esencial en la vida de las personas”.

Discusión abierta

Durante los períodos de preguntas y respuestas que siguieron a las disertaciones que dieron diecinueve oradores, muchos hablaron acerca de lo natural e inevitable que es la curación espiritual cuando se profundizan y amplían los conceptos que la gente tiene de Dios.

Recibió una ovación de pie el Dr. Samuel Solivan, quien habló al congreso acerca de las prácticas de curación espiritual de los pentecostales hispanos, y compartió su testimonio personal relatando cómo sanó mediante la oración de daño cerebral y deformación cuando era niño.

“¡Esta reunión sí que fue importante!”, exclamó un ministro presbiteriano que sirve a una congregación predominantemente afroamericana cerca de Los Ángeles, y quien hasta ese momento, se había sentido un poco abrumado por la atención que los presentes daban en una parte del congreso a las estadísticas médicas. “¡Ahora sé que éste es el lugar en el que definitivamente debo estar!”

Un consejero pastoral de Pawcatuck, Connecticut, dijo al Sentinel que él recibía con mucho agrado la nueva apertura entre la comunidad médica y el clero. “Hasta ahora no ha habido nada como esto”, dijo. “Es un momento muy novedoso durante el cual los médicos deberán arriesgarse a ser más abiertos, mientras que los demás también necesitaremos ir tanteando nuestro camino”.

Algo de esa cautela fue expresado por varios de los principales oradores, entre ellos Steven Matthys, profesor de psicología de la Facultad de Medicina de Harvard. Él dijo: “Si la curación espiritual ha de ser incorporada a la medicina, la evidencia de su eficacia se debe medir con los mismos parámetros”.

Esta observación hizo que muchos en el auditorio asintieran con la cabeza, del mismo modo que George Gallup, hijo, encontró una aprobación similar cuando preguntó: “¿Cómo mides el amor, la generosidad, el perdón?”

Valor para decir estas cosas

El Rev. Dr. Samuel T. Lloyd III, Párroco de la Trinity Church, en Copley Square, Boston, quien hizo la invocación en la cena de apertura, fue sólo uno de varios cientos de personas asociadas con el congreso que reconocieron rápidamente que el abismo que aparentemente existe entre la ciencia y la curación espiritual, está desapareciendo. “La ciencia y la religión no pertenecen a mundos opuestos”, dijo. “So complementan una a la otra a medida que nos esforzamos por entender la realidad. Ahora, científicos y profesionales médicos están recuperando el valor para decir estas cosas.

“En la tradición cristiana creemos que sucede mucho más durante la oración que lo que un análisis científico pudiera revelar. En la oración permitimos que nuestra mente repose sobre la realidad del amor. Estamos abrazados en el silencio, no abandonados. Con paciencia, encontramos ese amor que opta por venir a nosotros. Ya sea que oremos por nuestra propia curación o la de otros, el hecho de abrir [nuestro pensamiento] a Dios en oración, nos da oportunidades más amplias para que el espíritu sanador de Dios obre dentro de nosotros y se produzca la curación. Y la oración siempre puede llevar a la curación — una confianza más profunda en Dios, más valor, claridad y pasión por la vida — aun donde no siempre puede haber curación”.

A través de testimonios y experiencias personales, muchos de los que asistieron al congreso, así como varios de los oradores, reconocieron el poder de Dios para sanar “todas tus dolencias”,2 como declaró el salmista. Hubo un vivo interés en la confianza que se puede tener en la oración y la espiritualidad, las cuales han demostrado que sanan hasta las enfermedades ya avanzadas y aparentemente incurables. Muchos consideraron que la búsqueda de la curación y el bienestar que manifiesta la humanidad, finalmente se encontrará sólo en la espiritualidad.

Una mujer de negocios entre los asistentes dijo al Sentinel: “Soy judía. He esperado treinta y cinco años para descubrir mi espiritualidad, y la he encontrado aquí. He aprendido tanto... ¡Éste es el rumbo que la medicina debe tomar!”

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