La paternidad es fundamental para el bienestar de los niños. Anhelamos pensar que es una institución inviolable, invulnerable a las debilidades. Sin embargo nuestra era está gritando justamente lo contrario. En respuesta, han surgido grupos de padres a todo lo largo de los Estados Unidos para conectar a los padres con sus hijos y fortalecer su compromiso con la familia. El semanario U.S. & World Report cita un nuevo libro, Fatherless America: Confronting Our Most Urgent Social Problem (Estados Unidos sin padres: cómo enfrentar nuestro problema social más urgente), donde el autor David Blankenhorn pregona que “ser un padre bondadoso y un buen marido es la mejor parte de ser un hombre”. Véase “Honor thy Children”, US News & World Report, 27 de febrero de 1995. ¿Pero cuáles son los aspectos espirituales fundamentales? Recientemente, el Sentinel le hizo esta pregunta a cierto número de hombres. En la siguiente entrevista, habla con un padre Científico Cristiano, , de Marblehead, Massachusetts, padre de tres hijos en edades de cinco a once. En la segunda parte de este articulo sobre la paternidad, a publicarse en el Heraldo de junio, otros padres compartirán los conceptos espirituales en los que más se apoyaron.
¿Cómo ves tu papel de padre?
Bueno, con nuestros chicos hemos tratado de apoyarnos constantemente en la idea de que yo soy su papá, que está aquí para ayudarlos, pero que Dios es su Padre-Madre, en el espíritu de lo que enseña la Biblia: “Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos”. Salmo 100:3. Ellos entienden esto desde muy pequeños. Veo que mi misión de “Papá” es demostrar de manera concreta la paternidad y la maternidad de Dios, en particular, dar un sentido de la constancia del Padre-Madre y de Su poder invariable. Tanto es así que, en situaciones donde uno de los chicos necesitaba curación, encontramos que el ingrediente esencial de nuestras oraciones era el sentido de que hay un solo poder y que está presente ahora mismo para ese niño. Nuestros hijos siempre tuvieron curaciones rápidas cuando su mamá y yo captamos ese sentido de la invariabilidad de Dios que aparta el temor que tienen los padres por la seguridad de sus hijos. Yo veo esto como algo que los padres pueden manifestar.
¿Cómo podemos aplicar esto en nuestra sociedad de hoy? Hay un número creciente de niños que viven en hogares sin padre. Sin embargo, tú dices que el padre puede representar esa cualidad de estar siempre allí.
Pienso que el primer paso es considerar cuál es la fuente de la paternidad. Para que la paternidad pueda declinar o entrar en crisis, debe ocurrir una de dos cosas. O bien que ese hombre haya perdido su conexión con el Padre-Madre Dios, de modo que él de alguna manera fue menos que la idea de Dios individualizada. O que la paternidad de Dios de algún modo haya menguado. Pero ninguna de estas cosas es posible.
El problema fundamental es ver al hombre mortal como fuente de la paternidad. La paternidad en un sentido biológico es una copia falsa del verdadero Padre-Madre Dios. Su paternidad es vista “por espejo, oscuramente”. 1 Cor. 13:12. Pero cuando nos detenemos a ver al verdadero Padre, percibimos más claramente que, a pesar de las distorsiones de la escena mortal, lo que es real y sustancial no ha cambiado. El Padre-Madre Dios no está en crisis, ni tampoco Su imagen.
Estas son verdades poderosas. Pero cuando tratamos con las necesidades comunes de la vida diaria en la familia, ¿cómo puede un hombre demostrarlas?
Para muchos papás, incluido yo, son los aspectos maternales de la paternidad que parecen ser la barrera más grande para demostrar la paternidad de Dios. Cuando pienso en la maternidad, pienso en sacrificio propio, un constante dar, encontrar nuestra alegría en el bien del prójimo. Lo opuesto del sacrificio propio es el egoísmo, y es con esto que luchan muchos padres. ¿La razón? Ésta es una creencia mortal acerca del macho de las especies. Que el macho es el que caza y provee, y la hembra quien nutre. Nuevamente, tenemos que rever la cuestión de quién es el verdadero Padre-Madre. Cuando tú aceptas la idea de que eres un creador, pones una gran carga sobre ti mismo como papá. Cuando te apartas de eso y dices: “Mi Padre-Madre es Dios; Dios es el Padre-Madre de mis hijos; y yo reflejo naturalmente todas las cualidades maternas y paternas de Dios”, esto cambia totalmente la situación. El trabajo de Dios aquí ya está hecho. Mary Baker Eddy habla de la unidad del varón y la hembra no como de “dos individuos desposados, sino como dos naturalezas individuales en una”.Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 577.
Acerca del egoísmo, la Sra. Eddy indica: “El egoísmo y el sensualismo son cultivados en la mente mortal por los pensamientos que se fijan de continuo en uno mismo, por conversaciones acerca del cuerpo y por esperar de él perpetuo placer o dolor; y esa educación es a expensas del desarrollo espiritual”.Ibid., pág. 260. Lo que es interesante de ese pasaje es la unión del egoísmo con el sensualismo. Nadie quiere ser egoísta. La cuestión es el sensualismo, porque el egoísmo es una parte ineludible del sensualismo.
Podemos pensar en el sensualismo de dos maneras. Una es obvia, la correlación con una sexualidad indisciplinada. Pero hay otro elemento importante del sensualismo y es la noción de riqueza, o las cosas de los sentidos; puede ser dinero, la carrera, la presión de proveer el sustento. Estas tensiones pueden afectar tanto a varones como a mujeres, pero la creencia es que los varones son más susceptibles a ellas. Que en general los varones están más sujetos a impulsos sensuales, más llevados por la carrera, por el empuje y hasta el deseo de hacer dinero.
De modo que la tentación para el varón es aceptar que esas tendencias son inherentes a su naturaleza, y luego vivirlas.
Sí. Pero, la percepción de la Sra. Eddy acerca de las creencias de la existencia material es que son “una evidente imposición”. Véase Ciencia y Salud, pág. 99. No son la verdad acerca del hombre de Dios. Así que un aspecto de los desafíos que enfrentan los padres, son las creencias falsas acerca de los varones que ellos han aceptado sin siquiera darse cuenta. Una clave para ser un mejor padre entonces consiste en eliminar la raíz de aquellas creencias y ver que no tienen una naturaleza sensual, sea en el sentido de la sexualidad humana o en el sentido de ser atraído por cosas fuera del hogar. Cuando los hombres comienzan a entender que están contendiendo con algo que no es realmente parte de su verdadera naturaleza, que es solo un invento del pensamiento humano, ellos pueden tratarlo. Si no tratamos esas creencias, simplemente estamos permitiendo que se nos impongan. La Sra. Eddy dice del modelo mortal: “El mundo lo pone delante de vuestra vista continuamente”.Ibid., pág. 248. Y lo está haciendo de formas mucho más agresivas, muchas de ellas dirigidas específicamente a los varones.
Piensa en esto: estoy haciendo esta entrevista telefónica desde el cuarto de un hotel en Los Ángeles, donde estoy por razones de negocios. En casi todos los cuartos de las grandes cadenas hoteleras de los Estados Unidos en que he estado recientemente, hay películas para ver en la televisión, y un número sustancial de éstas son para adultos. ¿Por qué? Una razón es que son los hombres mayormente quienes viajan por negocios; la selección de películas está basada en la presunción de que los hombres son atraídos por la pornografía, especialmente cuando están solos y lejos del hogar. Y la imagen que fomentan esas películas es la del varón separado de la mujer, y separado de Dios. No fomentan que refleja espiritualmente al Padre-Madre Dios, sino que es motivado e impulsado físicamente, lo cual es egoísmo y sensualismo.
Afortunadamente, la mayoría de esos televisores tienen un botón que uno puede apretar para bloquear esas películas para adultos, en caso que uno tenga niños en el cuarto. Bueno, yo soy un niño de Dios. ¡De modo que lo primero que hago es apretar ese botón! La base de ese acto es el acto mental de saber que yo no soy un ser mortal, físico y sensual. Mi identidad — incluso mi gozo y satisfacción — está ya completamente constituida por mi Padre-Madre Dios, quien me hizo a Su imagen y me mantiene a esa imagen, como una idea pura, totalmente espiritual. Más allá de eso no hay ningún sentido de integridad ni satisfacción (ni necesidad de ello).
Es a través de estas demostraciones prácticas, de momento a momento, día a día, cada semana, cada mes, cada año, que uno encuentra que está perdiendo esos aspectos falsos de la masculinidad.
¿Nos puedes dar un ejemplo de cómo el haber adoptado esta posición te ha ayudado a ser un mejor padre?
Bueno, puedo contarte que, como tantos papás, yo he enfrentado el aspecto del enojo, la creencia de que el macho de las especies es más explosivo; esto es parte de ser quien caza y trae alimentos y todo eso. Y yo sería el último en decir que estoy completamente curado. Pero por la gracia de Dios he progresado mucho. Puedo mirar atrás y ver que los arranques explosivos de acción, pensamiento y palabra han mayormente desaparecido en los dieciocho años que he estado casado, porque reconocí que “Eso no es la semejanza de Dios”. Cuando tengo un desliz, como nos ocurre a la mayoría de vez en cuando, el hecho de que yo amo a Dios y quiero ser lo que Él me hizo ser, significa que puedo mejorar y decirles enseguida a mi esposa e hijos: “Perdónenme por haber reaccionado así”. Considero que esto es decisivo para la curación, porque es una manera importante de decir: “No, ése no soy yo”.
Tu experiencia demuestra que hay formas de resolver la violencia doméstica que atormenta a la sociedad.
Sí, es mucho más difícil que se manifieste en una familia el egoísmo mayor, como la deserción o el abuso físico, si uno mantiene la rienda corta cuando hay expresiones menores de egoísmo. Cuando la gente termina teniendo grandes dificultades es porque no saben del poder que Dios les da sobre el egoísmo.
¿Y si uno se encuentra en grandes dificultades...?
Yo pasé por esto cuando estuve asociado por negocios y parecía que las aguas me llegarían al cuello, y lo que siempre cambió eso fue recurrir completamente a Dios, y decir: “Padre, me encuentro en seria dificultad y no sé que hacer; me voy a apoyar en Ti porque sé que Tú me rescatarás de esta situación, a mí y a quienes están conmigo”.
Lo que la gente no entiende es que ese solo acto de recurrir a Dios con todo el corazón nos pone infinitamente lejos de cualquier sentido del mal. El hecho es que el bien y el mal no están nunca cerca porque el mal no es más que una falsa sugestión de que el bien no está allí. Cuando una persona obra de este modo, se ha separado a sí mismo de la pretensión del mal. Esto transforma la situación porque empieza a barrer todas las características mortales que la creencia humana le impondría.
Al fin y al cabo es tan simple...
Es cierto. La Sra. Eddy dice: “Estando el hombre real unido a su Hacedor por medio de la Ciencia, los mortales sólo tienen que apartarse del pecado y perder de vista la entidad mortal, para encontrar al Cristo, al hombre verdadero y su relación con Dios, y para reconocer la filiación divina”.ibid., pág. 316. Filiación y paternidad van de la mano. El modo como yo pienso al respecto es que tú no puedes ser realmente papá a menos que veas, específicamente, que tú mismo eres hijo de Dios, Su idea pura. Ésa es una base totalmente confiable para obtener tu victoria sobre el falso sentido de la paternidad.
