Hace Algunos Años, me sentí muy angustiada por una constante y detallada discusión en la prensa acerca del cáncer. Recordé las palabras de Mary Baker Eddy: “La prensa, sin saberlo, propaga muchas penas y enfermedades entre la familia humana”. (Ciencia y Salud, pág. 196) Un estudio del párrafo que contiene esta frase fue muy iluminador.
En ese entonces, dedicaba todo mi tiempo a mi carrera, a mi esposo y a mi familia, y participaba mucho en las actividades de la iglesia. Algunas veces, mi estudio diario de la Lección Sermón no pasaba de ser una rápida lectura, un argumento de mala alimentación espiritual.
Un día, descubrí un bulto grande en un seno y tuve mucho miedo. Inmediatamente visité a un practicista de la Ciencia Cristiana. Su calma y sus tiernas palabras me ayudaron a ver que la realidad del ser era Dios y Su creación espiritual y perfecta. En otras palabras: “Sólo hay una única causa primordial. Por lo tanto, no puede haber efecto de ninguna otra causa, y no puede haber realidad en nada que no proceda de esa causa grande y única. (Ibid., pág. 207) ¡Por supuesto! Había sido engañada a ver una ilusión como si fuera una realidad.
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