La madre embarazada, lejos del hogar y lista para dar a luz, buscó con urgencia un lugar seguro para el nacimiento. Pero cuando ella y su marido llegaron a la posada, no les permitieron quedarse. Encontraron refugio en un establo cercano, y fue allí donde nació el niño.
Quizá los huéspedes de la posada no se dieron cuenta del inminente nacimiento. Si hubieran sabido, alguien podría haberles dado un lugar. Tal vez María y José llegaron tan tarde por la noche que los huéspedes ya se habían ido a dormir. No obstante, uno se pregunta, cómo puede ser que los Reyes Magos de un lejano país hayan sabido del nacimiento y seguido la estrella tantos kilómetros para alcanzarla, mientras que aquellos que estaban en la posada dormían.
Hagamos lugar para el toque del Cristo en nuestra vida.
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