El profeta Isaías hizo una declaración sorprendente cuando dijo: "Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará". Isaías 11:6.
Esta visión de las criaturas de Dios viviendo unidas y en paz, nunca deja de inspirarme. Me parece interesante que la profecía de Isaías no funde esta gloriosa mezcla de animales en una sola especie. Cada una de ellas sigue siendo diferente e individual, llevando a cabo su propia función en la infinitud de la creación de Dios. No obstante, esas variadas funciones se combinan en un todo armonioso, sin violencia, competencia ni asperezas.
Por supuesto que la unidad no implica uniformidad. Es una unicidad espiritual expresada en una diversidad valiosa y práctica. Como señaló Mary Baker Eddy: "Dios tiene incontables ideas, y todas ellas tienen un mismo Principio y un solo progenitor... Ni la misma eternidad puede revelar la plenitud de Dios, puesto que no existe límite para la infinitud o para sus reflejos". Ciencia y Salud, pág. 517.
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