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La curación metafísica

Una relación inquebrantable

Del número de septiembre de 2005 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El presente poder de una influencia divina en la vida es un hecho muy real para Hans-Joachim Trapp, practicista y maestro de la Christian Science, de Berlin, Alemania. Esto ha modelado su vida permitiéndole ayudar a otros a que encuentren una solución espiritual a sus problemas.

Trapp perdió a su papá cuando era niño. Esto causó a su familia no sólo problemas emocionales, sino también penurias económicas. Durante su infancia, deseaba constantemente tener un padre a quien amar y que lo guiara. Durante esa época, una vecina le ofreció a la familia un libro que pensó podría ayudarlos: Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Con sumo interés, la madre y la hermana de Trapp comenzaron a usar las ideas del libro. Como resultado, sanaron varias enfermedades serias que había en la familia.

Gradualmente, Hans-Joachim comenzó su propia travesía espiritual. Al estudiar Ciencia y Salud junto con la Biblia, le resultaba natural orar por los problemas y encontrar soluciones apoyándose en la perspectiva espiritual que iba adquiriendo. Estudiaba estos libros para profundizar su comprensión de los valores espirituales y del papel que desempeñan en la vida. "¿De qué manera mis acciones tienen un impacto en la vida de los demás y en el futuro?", se preguntaba a menudo. Este enfoque era parte importante de su exitosa carrera comercial en diseño gráfico y relaciones públicas. Como vivía en Berlín, asesoraba a una gran variedad de clientes, tal como funcionarios del gobierno alemán, medios de comunicación y compañías internacionales.

Su meta era siempre ayudar a los demás. Trapp ayudaba a drogadictos en las prisiones y en los hospitales para enfermos mentales. Él fue poniendo en práctica esta perspectiva espiritual en todas sus actividades y, con el tiempo, otras personas comenzaron a pedirle que las ayudara a resolver sus problemas espiritualmente.

Trapp se dedicó por completo a la labor de practicista de la Christian Science en 1982, y ha dado conferencias sobre espiritualidad desde 1986. En la actualidad, da charlas por toda Europa sobre el poder que se obtiene cuando se adopta un enfoque espiritual de la vida. También enseña clases a quienes estén interesados en obtener una vislumbre más profunda de la curación espiritual. Además, durante el año 2003—2004 fue Presidente de The First Church of Christ, Scientist (La Primera Iglesia de Cristo, Científico), en Boston.

Él y su esposa Renate, viven en Berlín y tienen dos hijos ya grandes.

Había manejado varios cientos de kilómetros para verme.

Hablemos del perdón. Como practicista, ¿es el perdón parte integral de la curación en su práctica? Quizás haya sido testigo de curaciones que fueron el resultado de perdonar.

Así es, he sido testigo de ese tipo de curaciones. De hecho, considero que el perdón es un requisito previo muy importante en la curación. Le voy a contar un ejemplo donde el perdón tuvo un papel primordial. Hace varios años, me vino a ver a mi oficina un señor que sufría de una profunda depresión. El día anterior yo había dado una charla sobre la Christian Science y este señor había estado allí. Le intrigó lo que había escuchado y después de la charla decidió comprar un ejemplar de Ciencia y Salud.

Cuando me vino a ver, me dijo que había estado leyendo el libro toda la noche y que quería saber si era posible tratar la depresión mediante la Christian Science. Era un hombre muy sincero y había venido manejando varios cientos de kilómetros para verme.

Me contó que, debido a la depresión, hacía más de año y medio que no podía hacerse cargo de su negocio. Ni siquiera había podido ir a trabajar. Me pidió que orara por él, que le diera tratamiento en la Christian Science. Le dije que lo haría y empecé a orar por él ese mismo día.

Muy pronto se hizo evidente que no podía perdonar a los demás; ni siquiera podía amar ni perdonarse a sí mismo por sus propios errores. Estaba totalmente convencido de que no tenía la habilidad de amar o de perdonar. Nunca había sido capaz de expresar ninguna de las dos. Dijo que, aunque había intentado y deseado hacerlo, nunca lo había logrado. A través de nuestras oraciones, llegamos claramente a la conclusión de que su depresión se debía realmente a la soledad, la autocrítica y el desprecio de sí mismo.

Hablamos del perdón y del amor incondicional, y de cómo el reconocimiento de que esos conceptos formaban parte de su ser, lo liberaría de la depresión. Pero para lograrlo necesitaba percibir claramente que él no era el creador de sí mismo; Dios, el Amor divino lo había creado, y por lo tanto, Dios, no él, es el origen del amor. La Biblia dice: "Dios es amor". 1° de Juan 4:16. Hablamos sobre el primer relato de la creación, en el primer capítulo del Génesis, donde el hombre es creado a imagen de Dios. Al leer este relato le resultó más fácil comprender que, puesto que había sido hecho a imagen de Dios, tenía que ser la imagen misma del Amor.

Estuvimos de acuerdo en que necesitaba dejar de verse a sí mismo y a los demás como separados de Dios. Tenía su pensamiento fijo en una serie de síntomas destructivos, en lugar de poner la mirada en la presencia del Amor, de Dios. El hecho de ser egocéntrico y aferrarse a una imagen distorsionada de sí mismo y de los demás, le estaba impidiendo ver y sentir todas las cualidades buenas que están constantemente fluyendo de la fuente divina e infinita, la fuente de su ser y de todos los demás.

Hablamos sobre su unidad inquebrantable con Dios. Un pasaje de Ciencia y Salud fue realmente útil para él para comprender su verdadera naturaleza: "La identidad es el reflejo del Espíritu, el reflejo en formas múltiples y variadas del Principio viviente, el Amor". Ciencia y Salud, pág. 477. Cuando finalmente comprendió que, como hijo de Dios, vive en la totalidad del Espíritu único, percibió claramente que él nunca pudo haber existido en un vacío emocional. Hablamos sobre una frase en la Biblia donde el Apóstol Pablo dice: "En él [Dios] vivimos, y nos movemos, y tenemos nuestro ser". Hechos 17:18. según Versión Moderna de la Biblia.

Días después de su visita, me llamó y me dijo con mucha alegría que los ataques de depresión habían desaparecido. Había vuelto a su trabajo y estaba nuevamente muy activo y muy feliz. Había aprendido a perdonarse por los errores cometidos y por los defectos que había percibido en sí mismo. Ahora se veía como Dios lo había creado, capaz de amarse a sí mismo y a los demás, y también capaz de perdonar.

¿Cuál es exactamente la conexión entre un espíritu de perdón y la curación del cuerpo fisico? ¿Cómo actúa eso?

El espíritu de perdón es como un bálsamo. El perdón que proviene de Dios calma las olas emocionales de resentimiento, indignación, ira, irritación y odio. Nos hace sentir cerca de Dios, nuestra fuente espiritual, y este sentimiento brinda paz interior apaciguando el anhelo por sentir más armonía.

Si para obtener la curación se necesita una regeneración mental, ¿cómo puede usted como sanador profesional ayudar a la persona en este sentido?

Para el que desea lograr cambios mediante la oración, el primer paso requiere un cambio de sentimientos. Este cambio implica reemplazar actitudes destructivas y patrones limitantes de pensamiento por un pensamiento más amplio, más flexibilidad y consideración solícita por el bienestar de los demás. El pensamiento obstinado y centrado en sí mismo tiene que ser reemplazado por una profunda atención e interés en el todo universal.

Yo ayudo a mis pacientes a lograr esto dándoles fuerzas para que estén más conscientes de la relación tan única que cada uno de nosotros tiene con Dios. La Christian Science enseña unidad espiritual: cada persona está unida con el Amor divino y somos una expresión de la totalidad de Dios, por ende somos completos y tenemos una identidad espiritual y eterna. He percibido que estar en armonía con esta relación, estar conscientes de esta unidad espiritual, es la base de la regeneración. Saber que somos uno con Dios hace posible la regeneración. Cuando reconocemos que el amor y la bondad de Dios están siempre en todas partes, es fácil concluir que no hay lugar donde pueda haber intereses antagónicos. De esta manera ayudo a mis pacientes a pensar en la salud, a pensar en Dios.

¿La regeneración mental sana también las llamadas enfermedades incurables?

Claro que sí. Le puedo contar una de mis experiencias.

Una señora que había sido enfermera cayó gravemente enferma. Tenía terribles dolores en las caderas y en la espina dorsal. También sufría de asma, enfisema pulmonar y prácticamente de todo tipo de alergia que uno pueda imaginar. La gota que derramó el vaso fue cuando le sobrevino una parálisis parcial. Después de varias operaciones, se vio forzada a jubilarse con anticipación.

Las alergias y las otras enfermedades también desaparecieron.

Las alergias aumentaron en número, y los médicos no podían ayudarla. Su condición era tal que ya no podía cuidar de su propia casa. Además de tener que lidiar con todo esto, estaba tomando una medicina que la había puesto muy obesa. Estaba tomando varios tipos de medicamentos pero ninguno le surtía efecto. Finalmente, fue considerada con carácter de invalidez.

Después de estar 17 años en este estado ya no quería vivir más. Perdió toda esperanza y pensó en suicidarse. Fue entonces cuando me pidió que la ayudara. Después de hablar sobre la curación espiritual, ella estudió la Biblia y Ciencia y Salud con mucho entusiasmo. Estaba buscando la verdad por el simple anhelo de encontrarla, y ahora se estaba apoyando exclusivamente en medios espirituales para sanar mediante la oración científica.

Al principio, me llamaba muchas veces al día, y también de noche siempre que sentía que se sofocaba. A fin de disolver ese concepto material tan afianzado que tenía de sí misma, de identificarse como una inválida en lugar de verse como la imagen del Amor divino, hablé con ella sobre la frase de Ciencia y Salud que dice: "Dios es simultáneamente el centro y la circunferencia del ser". Ciencia y Salud, pág. 203—204.

Reflexioné sobre esta oración de la siguiente manera y me di cuenta de que podría ayudarla. Si el Amor divino, que es totalmente bueno, es el centro y la circunferencia del ser, entonces en este Amor no hay egocentrismo ni agresividad, y tampoco hay complejos de inferioridad. Teniendo las cualidades inteligentes e infinitas del Amor como el centro y la circunferencia de nuestro pensamiento y acción, nunca tendríamos que experimentar ninguna limitación interna o externa. Puesto que Dios llena todo el espacio, el centro y la circunferencia de nuestra existencia misma, nada existe en ninguna parte que pueda limitarnos o paralizarnos. Mi paciente necesitaba reconocer su inseparable relación con el Amor infinito y saber que podía sentir y expresar esta relación liberadora en su vida diaria. Después de un tiempo, ya no tuvo necesidad de llamarme por la noche. Los ataques de asma dejaron de presentarse. Y a lo largo de un período de varios meses, una a una las alergias y otras enfermedades también desaparecieron. Además, perdió 20 kilos de sobrepeso y una vez más pudo hacerse cargo de su casa.

Asimismo volvió a practicar deportes y a participar en muchas otras actividades. Recuperó su vida. Ahora trabaja profesionalmente como practicista de la Christian Science. Piensa que volvió a nacer. Se siente transformada y está muy feliz.

Jesús y sus discipulos tenían su pensamiento en tanta armonía con el poder del Espíritu, que sanaban virtualmente a todo aquel que queria ser sanado, y lo hacían rápido. No había nada que ellos no pudieran sanar, incluyendo las aflicciones que hoy, unos 2.000 años después, con la medicina material no se pueden sanar. En un momento dado, cuando los discípulos no pudieron sanar a alguien, Jesús dijo que el problema era que ellos, los sanadores, necesitaban tener más fe. ¿Qué ha encontrado usted en su estudio y experiencia que le haya sido útil para acercarse más a esa capacidad de sanar de la que habla la Biblia?

Al aplicar las leyes espirituales de salud y bienestar que emanan del Amor divino he podido poner al descubierto las causas mentales de la enfermedad y ver su irrealidad, y esto me ha resultado de mucho provecho. También me ha ayudado mucho comprender el concepto de pureza. Cuando empiezo a orar por alguien, Ciencia y Salud me ofrece un recordatorio muy útil, que dice así: "...la piedra angular de toda construcción espiritual es la pureza". ibíd., pág. 241. Para mí significa no permitir que ningún elemento destructivo o extraño entre en la conciencia.

¿Le gustaría despedirse con algún comentario especial?

A través de mi práctica de la Christian Science, he visto que todos pueden experimentar curación al estar más conscientes de su inquebrantable, especial y única relación con el único poder real del universo, el Amor. Estar consciente de esto hace que cada uno pueda expresar inteligencia y todas las cualidades espirituales que forman nuestra vida auténtica y verdadera. Esta conciencia más elevada de nuestra identidad espiritual permite que podamos ver claramente que no hay razón para que haya rivalidad o fricciones, y que nadie necesita competir dañinamente con los demás.

He visto, y realmente creo, que el sistema de la Christian Science para sanar tanto el pensamiento como el cuerpo mediante el Amor, puede brindar las soluciones globales e individuales más prácticas y rápidas a los innumerables problemas que enfrenta el mundo de hoy.

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