El sol se va hundiendo lentamente en el horizonte formando cálidos tonos de rosa, naranja y rojo. Poco después desaparece para regresar a la mañana siguiente, trayendo nuevos rayos de luz.
A veces, es fácil olvidar que, a pesar de su belleza, el movimiento del sol en el cielo no es nada más que un engaño. Sin embargo, hubo una época en que prácticamente toda la humanidad estaba equivocada, bajo la ilusión de que el sol giraba alrededor de la tierra. El mundo no tenía base alguna para creer lo contrario, y así fue. hasta principios del siglo XVII, que es cuando Galileo probó la teoría de Copérnico de que la tierra gira alrededor del sol. El descubrimiento de Galileo es uno de tantos ejemplos en la historia humana que prueban que la vista a menudo engaña, y que un hecho científico tiene prioridad sobre las apariencias.
No obstante, es interesante que uno tenga que remontarse aún más atrás en la historia para encontrar más relatos convincentes sobre el progreso del conocimiento humano, relatos que revelan los orígenes del desarrollo espiritual de pensamiento humano. La Biblia contiene suficiente información para ser considerada, no sólo como un registro extraordinario de episodios, sino también como una fuente de inspiración. Jeremías, el profeta bíblico, señaló que el universo está lleno de un Ser infinito que es el mismo por todo el espacio y la eternidad. Él escribe: "¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?" Jeremías 23:24. Estas reconfortantes palabras tienen una profunda implicación. Se refieren a la infinitud del cielo y de la tierra — de todo el universo — gobernado y ocupado por completo por un solo Principio, que es Dios Mismo.
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