Estaba yo limpiando la casa, cuando observé que mi pequeña hija trataba con mucho empeño de ayudarme con su escoba musical de juguete. Al rato me di cuenta de que la tonada, despreocupada e inconclusa, se repetía una y otra vez en mi pensamiento. Fue un momento muy agradable, aunque a decir verdad, la tonada me volvía un poco loca.
Preocuparse a cada rato por el futuro es un poco como esa tonada: "¿Cómo resultará todo esto?" "¿Qué ocurrirá si se produce aquello?" "¿Qué será de nosotros?", repitiéndose una y otra vez, día tras día, noche tras noche, en nuestro pensamiento. Sin embargo, todo lo que una persona tiene del futuro es lo que piensa de él. Cada mañana, en cuanto nuestros pies tocan el suelo, ¡estamos en el presente! ¡Es el día de hoy!
Lo bueno es que hay algo que podemos hacer en lugar de permitir que nuestro pensamiento entre en un estado de animación suspendida, en la cual tonadas inconclusas se repiten una y otra vez. Usted y yo podemos mejorar el futuro mejorando nuestro propio pensamiento ahora mismo.
En realidad, el ahora, es el único tiempo en que uno vive. Puede que a primera vista parezca una limitación, y alguien pregunte: "Si el ahora es el único tiempo que tengo, ¿quiere decir entonces que no tengo futuro?" No, significa que el futuro — el suyo, el mío y el de todos los demás— está incluido en el ahora. Por supuesto que el ahora del que estoy hablando es mucho más que un mero punto en la línea del tiempo. Tiene que ver con la omnipresencia de Dios, la Mente infinita, y nuestra existencia eterna en la Mente como ideas espirituales que se manifiestan por siempre. Este concepto tiene implicaciones prácticas.
He aquí un ejemplo. Un día iba de camino a una importante reunión, cuando me vi detenida durante una hora por un embotellamiento de tránsito. Al principio me preocupé, mi pensamiento se llenó de temor y me sentí muy molesta. Sin embargo, a los pocos minutos, dejé de protestar y empecé a utilizar el tiempo de espera para orar, para razonar sobre la situación desde el punto de vista de la verdad espiritual y eterna.
En mi oración, pensé en el gobierno armonioso y absoluto que ejerce la Mente divina y con esa verdad reemplacé las sugestiones de limitación y discordancia; vi que el tiempo no era un factor. Afirmé que el Amor divino cuidaba constante y adecuadamente a cada uno de los que estaban en ese embotellamiento, así como a todo lo que me preocupaba. De más está decir que no sólo llegué a tiempo a la reunión, sino que cada detalle fue sucediéndose sin inconvenientes. Yo me había ubicado mentalmente en el ahora de la realidad de Dios, y esto había mejorado mi situación considerablemente.
Experiencias como ésta, así como las curaciones físicas instantáneas que he tenido mediante la oración, me convencieron de que lo que comúnmente se piensa como el futuro (más tarde, mañana, la semana o el mes que viene, el año que viene o el próximo siglo), de ninguna manera es una cuestión de tiempo. Cuando se considera espiritualmente, el futuro es pensamiento en desarrollo que siempre ocurre en el ahora. De modo que, si quiere ver un futuro promisorio para usted, su familia, su comunidad, su iglesia, su país y para toda la humanidad, puede hacer mucho utilizando el momento actual para pensar dentro del contexto de la realidad espiritual.
¿Qué es esta realidad? Dios se reveló de esta manera al Apóstol Juan en la Isla de Patmos: "Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último". Apocalipsis 22:13. El término primero se define como "el que está antes del segundo", y una definición de último es "en conclusión". Para Dios no hay segundo; el comienzo es la conclusión. Todas las ideas de Dios, toda Su creación, existe, se desarrolla y actúa en la Mente, eternamente, sin interferencia o interrupción.
La Mente divina no incluye dentro de sí misma ni siquiera un indicio de mal o discordancia. "Dios es Todo-en-todo", reitera Mary Baker Eddy. "Él es Espíritu; y en nada es Él desemejante a Sí mismo. En la consciencia divina nada hay que 'obre o diga mentira'. Para Dios, saber es ser; es decir, lo que Él sabe debe existir verdadera y eternamente". No y Sí, pág. 15—16. La idea de Dios, el hombre, que nos incluye a todos, existe en el saber de Dios y "debe existir verdadera y eternamente" como Su idea espiritual.
El futuro de una idea espiritual se desarrolla en el pensamiento — en la conciencia de la Mente— no en el tiempo. No obstante, la existencia en la Mente divina, no es estática, es un desarrollo por siempre original y diverso. Para apreciar esto, encuentro que es útil considerar la naturaleza metafísica de la música y los números.
¿Se imagina que haya un instante en el que no existan nuevas composiciones musicales o nuevos usos del sistema numérico? ¡Por supuesto que no! Todos los elementos del sistema musical y numérico están siempre aquí para nuestro uso. Las notas y los números simplemente existen, y continuarán manifestándose en aplicaciones y composiciones musicales nuevas, infinitamente diversas y originales. El número 3 siempre es un 3, y un Do sostenido siempre es un Do sostenido, nunca cambian sino que tienen perpetuamente una vida colorida y diversa de actividad. ¡Qué futuro!
Es necesario reconocer y vencer las maneras crónicas de pensar.
De la misma forma, usted es por siempre usted, la idea espiritual de Dios, que nunca cambia, sino que vive perpetuamente una vida plena y maravillosa llena de propósito y actividades diversas. Como la "idea compuesta" de Dios, usted incluye todas las "ideas correctas". Véase Ciencia y Salud, pág. 475. Dios está por siempre revelando estas ideas en usted, a fin de que las aplique de maneras nuevas y variadas que respondan a cada necesidad. ¡Qué futuro!
Con tal fuente inagotable de suministro de ideas espirituales y prácticas, usted y yo podemos avanzar con confianza más allá de la tonadita que se basa en el tiempo y se repite en el pensamiento, para llegar a la oración que actúa y mejora el futuro. No quiero decir con esto que el pensamiento espiritualmente activo venga sin esfuerzo. Es necesario reconocer, desafiar y vencer las formas crónicas de pensar, mediante la afirmación y aplicación decisiva y específica de la realidad espiritual. Entre algunas de las tonaditas crónicas que se basan en el tiempo y que necesitamos frenar y superar, se encuentran:
• La resignación: "Las cosas nunca van a cambiar, así que más vale que las acepte como son y haga lo mejor que pueda".
• Poner condiciones: "Las cosas puede que mejoren o empeoren. Todo depende de que esta circunstancia o persona cambie".
• Apatía: "El futuro está fuera de mi alcance, así que no tiene ningún sentido pensar en él".
Pero el futuro no está fuera de su alcance. Está tan cerca como su pensamiento, lo lleva con usted a cada momento. Y ahora puede dejar de pensar en el temor a lo discordante y contemplar la armonía que usted tiene con la realidad espiritual. No existe condición alguna que le impida hacerlo.
Como señaló Mary Baker Eddy con tanta sabiduría: "Ni el pasado ni el futuro nos pertenecen; solo poseemos el ahora. Si el ahora que es seguro se pierde descuidadamente al hablar o al actuar, no vuelve otra vez. Dios prepara el camino para todo lo que sea preciso hacer y no puede hacerse ahora; mientras que aquello que se puede hacer ahora, pero no se hace, aumenta nuestra deuda para con Dios. La fe en el Amor divino provee la ayuda siempre presente, y la provee ahora, y confiere el poder de 'actuar en el presente viviente'".The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 12.
La oración activa en el "presente viviente" de la realidad espiritual ciertamente actúa para mejorar el futuro.
