Estaba yo limpiando la casa, cuando observé que mi pequeña hija trataba con mucho empeño de ayudarme con su escoba musical de juguete. Al rato me di cuenta de que la tonada, despreocupada e inconclusa, se repetía una y otra vez en mi pensamiento. Fue un momento muy agradable, aunque a decir verdad, la tonada me volvía un poco loca.
Preocuparse a cada rato por el futuro es un poco como esa tonada: "¿Cómo resultará todo esto?" "¿Qué ocurrirá si se produce aquello?" "¿Qué será de nosotros?", repitiéndose una y otra vez, día tras día, noche tras noche, en nuestro pensamiento. Sin embargo, todo lo que una persona tiene del futuro es lo que piensa de él. Cada mañana, en cuanto nuestros pies tocan el suelo, ¡estamos en el presente! ¡Es el día de hoy!
Lo bueno es que hay algo que podemos hacer en lugar de permitir que nuestro pensamiento entre en un estado de animación suspendida, en la cual tonadas inconclusas se repiten una y otra vez. Usted y yo podemos mejorar el futuro mejorando nuestro propio pensamiento ahora mismo.
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