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Las posibilidades del sentido espiritual

Del número de enero de 2006 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Una mañana de primavera me encontraba pintando el costado de nuestro velero y estaba parada en el tronco de un árbol que había en el suelo, para poder alcanzar más alto. Tenía una lata de pintura medio llena en la mano cuando, de repente, perdí el equilibrio y al caer de espaldas sobre el suelo lleno de piedras, mi cabeza quedó justo al lado de una piedra grande.

Mi esposo, que estaba trabajando junto a mí, de inmediato exclamó con fuerza: "¡No es verdad!" Estas palabras impidieron instantáneamente que mi pensamiento se llenara de temor. Ninguna piedra me lastimó la espalda y la pintura que tenía en la mano sólo se derramó un poquito. Todavía tenía la lata en la mano cuando me levanté.

Usted quizás se pregunte, ¿Qué ocurrió? ¿Por qué mi esposo exclamó, "¡No es verdad!"? Después de todo, al igual que en la Biblia podríamos preguntar: "¿Qué es la verdad?" Jesús se refiere al efecto que aquello que es verdad tiene en nuestra vida cuando dice: "Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". Juan 8:31, 32. Esta verdad se refiere a la creación de Dios, que es Espíritu, y a Su creación espiritual y eterna, en la cual no hay lugar para accidentes.

Una consideración meramente material de la vida nos lleva a deducir que las desgracias y limitaciones son normales. Sin embargo, un cambio de perspectiva basado en que el Creador es Espíritu, nos muestra que lo que es verdad es espiritual e incapaz de tener accidentes. Asimismo, una consideración material de la existencia nos hace pensar que todo ocurre allí afuera, que lo que se enferma es el cuerpo, que la pobreza viene por la situación económica del país, que una falta de armonía es culpa de otra persona. Todo esto se debe a que dejamos que los sentidos materiales distorsionen nuestra percepción.

Sin embargo, para poder percibir lo que Dios realmente ha creado, que es espiritual y está siempre presente, podemos ejercitar nuestro sentido espiritual. Todos podemos percibir la presencia del amor de Dios, por más discordia que parezca haber alrededor de nosotros. Ciencia y Salud refiriéndose a este sentido espiritual dice: "El sentido espiritual, contradiciendo los sentidos materiales, entraña intuición, esperanza, fe, comprensión, realización, realidad".Ciencia y Salud, 298.

El hecho es que ningún problema es ajeno a nuestra forma de pensar. Por eso podemos llegar a resolverlos ejercitando nuestro sentido espiritual. Y lo hacemos sustituyendo los argumentos motivados por una percepción material de la creación con lo que es verdaderamente espiritual, estando conscientes de la presencia y el amor de Dios. Esto produce un cambio en nuestro pensamiento y, a su vez, un cambio en la situación.

Si no es así, ¿cómo pudo Jesús alimentar a cinco mil personas hambrientas? Mateo 14:13. Y eso lo hizo, ante la admisión de los discípulos de que cinco panes y dos peces no iban a alcanzar para tantas personas. Sin embargo, al final sobró tanto que llenaron doce cestas por la abundante provisión. Otro ejemplo es el de la resurrección de Lázaro. Todos decían que era imposible de realizar porque hacía cuatro días que estaba en la tumba. Pero para Jesús la identidad de Lázaro ya era inmortal y perfecta, y esta verdad le permitió a Lázaro salir caminando de la tumba.

El sentido espiritual nos permite saber que lo que es real ya es espiritual y armonioso en nuestra vida. Aquéllos que parecen ser deshonestos ya son, y siempre han sido, los hijos puros y amados de Dios. Los que parecen estar enfermos ya son, y siempre han sido, la expresión sana y perfecta de Dios.

Dios refleja todo Su poder en nosotros y gobierna nuestro pensamiento, y Él es quien desarrolla nuestro sentido espiritual. Ejercitarlo nos lleva a una vida más productiva en beneficio propio y de nuestro prójimo.

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