Una mañana de primavera me encontraba pintando el costado de nuestro velero y estaba parada en el tronco de un árbol que había en el suelo, para poder alcanzar más alto. Tenía una lata de pintura medio llena en la mano cuando, de repente, perdí el equilibrio y al caer de espaldas sobre el suelo lleno de piedras, mi cabeza quedó justo al lado de una piedra grande.
Mi esposo, que estaba trabajando junto a mí, de inmediato exclamó con fuerza: "¡No es verdad!" Estas palabras impidieron instantáneamente que mi pensamiento se llenara de temor. Ninguna piedra me lastimó la espalda y la pintura que tenía en la mano sólo se derramó un poquito. Todavía tenía la lata en la mano cuando me levanté.
Usted quizás se pregunte, ¿Qué ocurrió? ¿Por qué mi esposo exclamó, "¡No es verdad!"? Después de todo, al igual que en la Biblia podríamos preguntar: "¿Qué es la verdad?" Jesús se refiere al efecto que aquello que es verdad tiene en nuestra vida cuando dice: "Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". Juan 8:31, 32. Esta verdad se refiere a la creación de Dios, que es Espíritu, y a Su creación espiritual y eterna, en la cual no hay lugar para accidentes.
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