Cuando empecé a trabajar como enfermera de la Christian Science ni bien me gradué de la universidad, me hacian muchas preguntas. En aquella época la mayoría de los enfermeros de la Christian Science vestían uniformes blancos, de manera que cada vez que viajaba en autobús de camino o de regreso del sanatorio donde trabajaba, los pasajeros a menudo me preguntaban qué tenían que hacer con su brazo rígido o sobre los medicamentos que estaban tomando.
Entonces les explicaba que yo era enfermera de la Christian Science y trabajaba con pacientes que utilizaban un sistema de curación completamente mental y espiritual, y que no había ninguna terapia física ni medicación. Por lo general me decían: “¡Ah, sí claro! Los Científicos Cristianos no van al médico. Pero, ¿por qué tienen enfermeros?”
Francamente, ésa era una pregunta que yo misma me había hecho un par de años antes. Fui criada en una familia de Científicos Cristianos y cuando surgía alguna enfermedad o lesión, orábamos de la manera que Cristo Jesús enseñó: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Juan 8:32. De mi estudio de la Christian Science había aprendido algunos de los conceptos fundamentales de la verdad a la que él se estaba refiriendo:
• Nuestro Padre es Espíritu y nosotros somos en realidad seres espirituales: — “Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. Juan 3:6.
• Nuestra búsqueda por comprender a Dios responde a todas las necesidades: — “No os afanéis por vuestra vida... Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6:25, 33.
• La Ciencia divina de la curación que Jesús comprendió se puede demostrar hoy en día: — “El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también”. Juan 14:12.
Estos puntos son esenciales en la práctica de curación de los practicistas y de los enfermeros de la Christian Science. En mi juventud, la oración basada en estas verdades respondía a las necesidades de salud de nuestra familia. A veces llamábamos a un practicista para que orara con nosotros. Si estábamos enfermos o lesionados, mis padres nos brindaban un cuidado físico simple. No conocí a un enfermero de la Christian Science hasta que estuve en la universidad. Un fin de semana asistí a un seminario informal sobre la enfermería que me inspiró a aceptar un trabajo de verano como ayudante de enfermeros. Los seis años que pasé después de eso entrenándome y trabajando como enfermera de la Christian Science, me proporcionaron parte de la educación más exigente — y valiosa— que haya recibido jamás.
Dicha educación entrañaba practicar lo que significa ser un cristiano y qué significa ser científico. Las personas que se apoyan únicamente en la oración para obtener curación a veces necesitan una atención práctica que la familia no puede brindar, y eso es lo que ofrecen los enfermeros de la Christian Science. No obstante, es más que simple atención física. Yo describiría el aspecto fundamental de su labor como una presencia. Cuando la enfermedad u otras discapacidades parecen negar la presencia y el amor y la ayuda de Dios, los enfermeros pueden ofrecer evidencia tangible de dicha presencia.
La labor del enfermero también me dio una comprensión más profunda de lo que significa ser científico. Uno de los requisitos para ser enfermero es tener “un conocimiento demostrable de la práctica de la Christian Science”. Mary Baker Eddy, Manual de la Iglesia, pág. 49. Este conocimiento es consecuencia del continuo estudio espiritual y entendimiento de Dios como se encuentra en la Biblia y en los escritos de Mary Baker Eddy. Se trata de comprender que Dios sólo causa el bien y lo que no es bueno no tiene poder ni realidad para actuar.
La práctica científica también implica estar atentos para ver de qué manera nuestro propio pensamiento afecta un caso. Cuando yo era enfermera vi evidencias de que las condiciones que parecían ser físicas eran en realidad mentales en naturaleza, y que las ideas y actitudes espirituales tienen un efecto sanador en la mente y el cuerpo. Por ejemplo, los pacientes que estaban con dolor debido a lo que parecía ser una causa física, sentían rápido alivio cuando los enfermeros les leían la Biblia o les cantaban himnos con amor y convicción. Esto me ayudó a comprender que, como sanadores, estábamos realmente lidiando con el pensamiento y no con la materia, y que la Verdad divina es una medicina sanadora muy poderosa.
Otro término para este poder de la Verdad es el Cristo. El Cristo es el mensaje divino de que Dios hizo todo espiritual y bueno, y este mensaje continúa viniendo a cada uno de nosotros hasta que aceptamos que somos espirituales y buenos. Los enfermeros de la Christian Science tienen el privilegio y la alegría de ser testigos de la presencia del Cristo ante el paciente, y de poner en práctica las cualidades divinas tales como tranquilidad, firmeza y amor en el cuarto del enfermo. Mary Baker Eddy describe bien esta obra sanadora: “Las preparaciones de Dios para los enfermos son pociones de Sus propias cualidades”. Escritos Misceláneos, pág. 268.
Una enfermera colega mía una vez me dijo que ella oraba para saber qué cualidades de Dios eran particularmente necesarias en un caso dado. Por ejemplo, si tenía un paciente que estaba desalentado o no tenía esperanza, ella atendía el caso con gratitud y alegría. Al hacerlo ofrecía evidencia de que la bondad de Dios estaba presente y así era reconocido por el paciente. Al describir al enfermero ideal, M. B. Eddy dice que debe ser Alegre, ordenado, paciente, puntual, lleno de fe, sensible a la Verdad y al Amor. Véase Ciencia y Salud, pág. 395.
Una amiga mía de hace muchos años, sintió el poder sanador de esas cualidades cuando entró en un sanatorio de la Christian Science con una grave hemorragia interna. Si bien han pasado muchos años desde su curación, ella todavía continúa hablando con asombro de la alegría y el amor que los enfermeros le manifestaron. Aunque estaba con fuertes dolores y requería mucha atención física, ella dice que la alegría que expresaban los enfermeros le daba el deseo de retribuir algo de ese amor y gratitud. Hace poco me dijo: “El momento crucial fue cuando dejé de pensar en el sufrimiento y empecé a pensar en todo lo que los enfermeros estaban haciendo por mí con tanto amor desinteresado”. Ella sanó por completo y dice que la parte más memorable de la experiencia fue la alegría y amor de los enfermeros.
¿Cómo puede uno sentirse contento ante el aparente sufrimiento? Allí es donde entran en acción los aspectos cristianos y científicos de la labor de los enfermeros. El cristianismo incluye fe de que Dios es infinitamente misericordioso y poderoso para hacer que se manifieste la verdadera salud de cada persona. Como todo devoto seguidor de Cristo, los enfermeros de la Christian Science trabajan para obtener y mantener esa convicción. La habilidad de expresar alegría ante el sufrimiento comienza con la disposición de negar la apariencia material de vida, y reconocer que la ley espiritual de la salud y armonía de Dios gobierna a cada persona en este mismo momento. Incluye la disposición y convicción de decirnos a nosotros mismos: “No importa lo que vea, escuche, sienta o huela, la verdad científica es que esta persona es una idea espiritual e inmortal a quien Dios ama y mantiene perfecta”. Además, la abnegación también entraña seguir atendiendo un caso difícil y demostrar la ley del amor expresando compasión hacia el paciente, incluso cuando nuestra propia inspiración — y paciencia— se va agotando.
Alegre, ordenado, paciente, puntual, sensible a la Verdad y el Amor.
Seguir a Cristo es un empeño científico porque requiere confiar en lo que ha sido probado científicamente, en lugar de confiar en lo que los cinco sentidos materiales ven o sienten como cierto. Mary Baker Eddy descubrió en los relatos de curación de Jesús en la Biblia mucha evidencia de que la salud es una condición real y permanente de la creación, y que se puede demostrar que está presente aun donde la enfermedad parece estar. Al razonar y orar por comprender las enseñanzas de Jesús y vivir el espíritu del Cristo, ella pudo repetir en notable medida las curaciones de antaño. Ella alentaba y esperaba que todos los estudiantes de la Christian Science siguieran el mismo ejemplo a medida que se asemejaran más al Cristo.
Los enfermeros de la Christian Science desempeñan una labor sumamente importante en la curación. Todos somos llamados para ser una evidencia de la presencia de Dios ante los demás. El mundo debe sentir mucha gratitud a los enfermeros de la Christian Science que aceptan este desafío en quietud, humildad y alegría cada día.