Cuando empecé a trabajar como enfermera de la Christian Science ni bien me gradué de la universidad, me hacian muchas preguntas. En aquella época la mayoría de los enfermeros de la Christian Science vestían uniformes blancos, de manera que cada vez que viajaba en autobús de camino o de regreso del sanatorio donde trabajaba, los pasajeros a menudo me preguntaban qué tenían que hacer con su brazo rígido o sobre los medicamentos que estaban tomando.
Entonces les explicaba que yo era enfermera de la Christian Science y trabajaba con pacientes que utilizaban un sistema de curación completamente mental y espiritual, y que no había ninguna terapia física ni medicación. Por lo general me decían: “¡Ah, sí claro! Los Científicos Cristianos no van al médico. Pero, ¿por qué tienen enfermeros?”
Francamente, ésa era una pregunta que yo misma me había hecho un par de años antes. Fui criada en una familia de Científicos Cristianos y cuando surgía alguna enfermedad o lesión, orábamos de la manera que Cristo Jesús enseñó: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Juan 8:32. De mi estudio de la Christian Science había aprendido algunos de los conceptos fundamentales de la verdad a la que él se estaba refiriendo:
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