Cuando el peso del pasado,
con sus incesantes condenas
te susurre al pensamiento que has fracasado,
levanta tú con fuerza la visión benigna,
y apresúrate a redimir el tiempo.
No tardes en empezar la tarea de desatar tu vida,
de rescatarla de las convincentes mentiras
que argumentan que ya no hay salida,
resguardo, o alegría.
Que no sean bienvenidas
ni les des en tu corazón cabida.
Mírate a ti mismo con bondad y perdónate,
apacigua las olas de tu pensamiento resentido.
Las mareas de tus sentimientos
no te enreden en culposas desdichas,
pues en verdad eres inocente de lo que haya acontecido,
y el Juez Supremo te restaura, te consuela como Amigo.
Acepta en tu conciencia
que el amor siempre te ha cobijado,
te ha enseñado lecciones y te ha valorado.
Eres Su música amada, Su dulce canción de vida.
Las oportunidades que Él da son infinitas:
Cede a esta certeza que te bendice, ilumina y edifica.
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