Cuando llegué a Estados Unidos desde El Salvador me sentía muy mal del estómago y tenía síntomas que no conocía.
Al ver a un médico, tras mandarme a hacer unos análisis, me dijo que tenía colitis crónica aguda, que era muy difícil de sanar. Según él, ya era tarde para tratarla. Esto me causó un fuerte impacto. Me di por vencido y pensé que iba a morir.
Comencé a tomar las medicinas que el médico me había recetado, pero no me hacían sentir bien. Luego recurrí a la medicina natural, aunque sin resultado alguno.
Convencido de que moriría, decidí comprar una radio de onda corta y regalársela a mi papá que vivía en El Salvador, para que tuviera un recuerdo mío. Una noche decidí probar si la radio funcionaba y al mover el dial me encontré con el programa "El Heraldo de la Ciencia Cristiana". Me quedé escuchando testimonios de Argentina, España y México. Según contaban, estas personas habían leído un libro que se llamaba Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, y se habían sanado con su lectura. Me interesó y quise saber más. Al final del programa dijeron que había Salas de Lectura de la Ciencia Cristiana en todo el mundo. Así que busqué una por donde vivo y compré el libro sin siquiera antes hojearlo. Me lo llevé a casa y empecé a leerlo. Cuando llegué a la página 162, leí lo siguiente: "La Ciencia Cristiana trae al cuerpo la luz solar de la Verdad que vigoriza y purifica. La Ciencia Cristiana obra como un alterante, neutralizando el error con la Verdad. Cambia las secreciones, expulsa humores, disuelve tumores, relaja músculos rígidos y restaura la salud a huesos cariados. El efecto de esta Ciencia es incitar a la mente humana a un cambio de base sobre la cual pueda dar lugar a la armonía de la Mente divina". Al leer eso sentí como que un calor me abrazó. Entonces seguí leyendo y estudiando más. Todos los síntomas de colitis desaparecieron en unas dos semanas.
Volví a tener la inteligencia y la capacidad que había tenido.
Poco después, regresé al médico quien me hizo unos análisis y confirmó que había sanado por completo.
El estudio de Ciencia y Salud cambió totalmente mi manera de pensar. Antes yo creía que éramos víctimas de las enfermedades, y que estábamos expuestos a enfermarnos en cualquier momento. Con la lectura de este libro, he aprendido que Dios está con nosotros y es nuestra protección. Como dice el Salmo 46: "Dios es nuestro amparo y fortaleza. Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones". Otra lectura que me impactó está en Jeremías: "He aquí que yo les traeré sanidad y medicina, y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad". (33:6) Esta medicina es para mí espiritual.
El conocer más a Dios como Amor divino me ha traído mucho progreso en la vida. Para mí la Ciencia Cristiana ha sido como un árbol al que uno se aferra cuando va a la deriva en un río caudaloso, y finalmente logra salir.
Maryland, Estados Unidos