“La palabra Ciencia, correctamente comprendida, se refiere únicamente a las leyes de Dios y a Su gobierno del universo, incluso el hombre. De eso se deduce que los hombres de negocios y los cultos eruditos han encontrado que la Ciencia Cristiana les aumenta su resistencia y sus poderes mentales, les amplía su discernimiento del carácter, los dota de agudeza y de amplitud de comprensión, y los habilita para exceder su capacidad usual”. — Mary Baker Eddy
Todos necesitamos enfrentar el mito de que existen desafíos demasiado complicados o vastos como para poder comprenderlos, y menos aún sanar. Hace años aprendí una lección que me bendijo enormemente cuando trabajaba en el mundo de los negocios, y me sigue bendiciendo hoy en mi profesión como practicista de la Ciencia Cristiana.
A mediados de la década de los 80, trabajé en mercadeo para una compañía internacional en Frankfurt, Alemania, que vendía artículos de regalo y vajilla a las bases militares de Estados Unidos y de la OTAN, en toda Europa. Todas las compras se hacían en dólares estadounidenses. Pero llegó un momento en que comenzaron a producirse tantos cambios en la empresa, que sólo mi profundo amor a Dios me impidió renunciar. Recuerdo que valoraba mucho la cita de Mary Baker Eddy en Ciencia y Salud, donde habla de “los hombres de negocios y los cultos eruditos”, Ciencia y Salud, pág. 128. aunque en ese momento yo no me consideraba ni lo uno ni lo otro.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!