enséñame a comprender Tu paz;
que en medio del tumulto,
la confusión o el caos,
perciba Tu presencia bienhechora.
Que distingan mis ojos
lo que percibe Tu mirada ahora,
que aprenda a amar, incluso
cuando parezca que no hay nada que amar
o nadie que responda.
Que en los tiempos que corren,
como en todos los tiempos,
sepa yo distinguir el bien perfecto,
el que viene de Ti
y que nada perturba ni demora.
Padre nuestro,
lo que sabes de mí
constituye mi esencia,
mi verdadero ser, mi conciencia.
Que logre comprenderte día a día
como mi fuente inextinguible,
como el origen mismo de mi vida,
que por ser sólo Tuya
es siempre mia.
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