No necesitas ser poeta para poder escribir, no necesitas tener renombre para poder “ser alguien”, no necesitas dinero para “ser feliz”...
Puedes tener todo lo que deseas si tan solo te detienes un momento y te dedicas a mantener a Dios en tu pensamiento y percibes que tú y Él son uno. Entonces verás un nuevo horizonte, un nuevo mundo, lleno de ilusiones cumplidas, de goces puros y permanentes.
Para poder vivir, debes aprender a ser el hombre espiritual y perfecto de la creación de Dios. Porque, ¿qué es la vida diaria sino apenas un vaivén del Amor divino? Su presencia te ayuda a tener bellos pensamientos y buenos sentimientos y a perderte en el tren del olvido de dolores pasados, y mirar hacia delante con esperanza y fe.
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