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La curacíón metafísica

Purificar el pensamiento es esencial

Del número de mayo de 2007 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El Heraldo en su versión radial habló con C.S.B., quien en Buenos Aires, Argentina, se dedica por completo a la práctica y enseñanza de la Ciencia Cristiana. Ésta es una transcripción revisada de esa entrevista.

Se dice que el siglo XXI se conocerá como la era de la espiritualidad. Mucha gente se está interesando en métodos espirituales para lograr una salud y bienestar más estables. Con tu experiencia brindando ayuda espiritual a las personas, ¿qué dirías se requiere para aplicar la Ciencia Cristiana?

Se requieren dos cosas: conocer a Dios y purificar la conciencia.

La oración metafísica de la Ciencia Cristiana tiene que ver con la comprensión de la naturaleza de Dios y la aplicación de Su poder para resolver toda forma de discordancia humana. En su libro Ciencia y Salud, Mary Baker Eddy escribe: “Nuestra ignorancia respecto a Dios, el Principio divino, es lo que produce la aparente discordancia, y comprenderlo a Él correctamente restaura la armonía”. Ciencia y Salud, pág. 390.

Es posible conocer a Dios, no por medio de la educación intelectual y teórica, sino a la manera de Cristo Jesús, unidos a Dios en el pensamiento y en la manera de vivir, en un vínculo indisoluble de amor puro e inocente, como el de un niño. Conmueve la manera en que Jesús se relacionaba con Dios, especialmente cuando usaba las palabras “Abba Padre”, porque este término significa papá. De esta unión provenía su capacidad para regenerar el pecado, curar la enfermedad, alimentar a la multitud, dominar la tempestad, resucitar a los muertos y caminar por encima de las aguas, en total reconocimiento de la naturaleza y el poder divino. Su ejemplo, lleno de ternura y confianza incondicional por el Padre, abre el pensamiento y nos eleva a una nueva comprensión de la naturaleza divina y de nuestra relación con Dios. Porque también nosotros somos Sus hijos.

A medida que avanzamos en nuestro entendimiento espiritual, la idea que vamos adquiriendo de Dios comienza a disolver el pensamiento egocéntrico y libera la espontánea actividad del amor. Entonces, el corazón se hace tierno, se expande y es capaz de abarcar aquello que está más allá de nosotros mismos. Gradualmente, el carácter humano se va liberando de toda impureza. Este proceso de purificación espiritual está exento de culpa porque no cambia una persona mala por otra buena, sino que el Amor quita lo que Dios no ha puesto en nosotros. Sabemos que la purificación está ocurriendo cuando el corazón desborda de compasión por el que sufre en medio de la angustia. Compasión es lo que define al que da ayuda espiritual.

Por medio del razonamiento espiritual corregimos el pensamiento.

Este proceso de purificación del pensamiento es imprescindible para poder ayudar a otros espiritualmente. M. B. Eddy explica la necesidad de la purificación espiritual de esta manera: “La manifestación de Dios a través de los mortales, es como el paso de la luz por el cristal de la ventana. La luz y el cristal nunca se mezclan, pero como materia, el cristal es menos opaco que las paredes. La mente mortal a través de la cual aparece más claramente la verdad es aquella que ha perdido mucha materialidad, mucho error, para ofrecer mayor transparencia a la verdad. Entonces, como una nube que se desvanece en tenue vapor, ya no oculta más al sol”. ibíd., pág. 295.

¿Cuáles son las herramientas de que disponemos para ofrecer ayuda espiritual?

Solo necesitamos una herramienta espiritual y ésta es la oración. La Biblia enseña que las oraciones de Jesús y sus apóstoles sanaban tanto el pecado como la enfermedad. Sin embargo, a través de los siglos, la capacidad de la oración para sanar la enfermedad se fue perdiendo en el olvido. Así que por un tiempo quedó reducida a la mitad de su poder y solo se la continuó aplicando a la regeneración del pecado, hasta que Mary Baker Eddy volvió a descubrir el poder de la oración para sanar la enfermedad, rescatando así su poder completo, para beneficio de toda la humanidad.

La oración y el tratamiento metafísico de la Ciencia Cristiana, no consiste en rogativas o en la repetición de fórmulas. Es la corrección de la conciencia que hacemos en comunión con Dios, tomando de Su naturaleza y aplicándola a la solución de los problemas humanos. Un aspecto fundamental de la naturaleza divina es la perfección. Dios es perfecto, puro, impecable, sin mezcla alguna. Dios es completo. De Él provienen las cualidades que hacen a la vida, el amor, la sabiduría. Dios es infinito, infinitamente abundante. La perfección divina se pone de manifiesto en Su creación. Así, el hombre hecho a imagen y semejanza de Dios también es perfecto, o sea, impecable, completo y abundante. Ésa es la realidad espiritual. La comprensión de Dios perfecto y hombre perfecto es un punto de partida en la oración de la Ciencia Cristiana desde donde comenzamos a corregir el cuadro humano discordante.

El cuadro humano puede que presente condiciones de la materia, como es la escasez, por ejemplo. Falta de salud, de trabajo, de justicia, de amor, encabezan la lista de carencias que generan temor, resentimiento, culpa y otros sentimientos destructivos que llevan al sufrimiento humano. Pero a fin de resolver los problemas mediante la oración necesitamos ver la realidad espiritual.

Es en oración que enfrentamos la discordancia material. Lo hacemos desde la premisa de Dios perfecto y hombre perfecto. Razonamos que, como Dios no es el autor de la imperfección, no debemos resignarnos al sufrimiento. Es así como comenzamos a corregir el pensamiento. Porque Dios nos ha hecho espiritualmente semejantes a Su naturaleza abundante, rechazamos la escasez. Porque nos ha hecho semejantes a Su naturaleza pura, rechazamos el pecado. Por que nos ha hecho semejantes a Su naturaleza llena de gozo, rechazamos la tristeza. Es así como se corrige lo que necesite corrección. Cuando oramos, comprendiendo la naturaleza de Dios, corregimos el concepto material y así restablecemos la armonía.

¿Entonces dirías que el tratamiento por medio de la oración tiene un resultado profundo?

Sin duda, porque el tratamiento metafísico de la Ciencia Cristiana no se ocupa solo del efecto, sino que va a la causa, a lo que aparece como el origen del conflicto. Si por ejemplo, una persona manifiesta un carácter irritable, critica fácilmente o se enoja con frecuencia, esa actitud mental se manifiesta quizás en la forma de irritación de la piel. ¿Qué necesitamos corregir, la piel o el pensamiento? Vamos a corregir lo que ha causado la irritación física, algo que no se halla en el cuerpo, sino en el pensamiento. El pensamiento irritado se sana con el amor de Dios. El poder del Amor divino elimina miedo, odio y toda irritación de la mente humana. Nos devuelve la capacidad espiritual de expresar compasión y bondad. Entonces, el efecto físico desaparece. Así, el tratamiento por medio de la oración en la Ciencia Cristiana trae armonía física y moral.

Hace miles de años un Salmista expresó así su alegría: “Has cambiado mi lamento en baile”. Salmo 30:11. La restauración de la armonía trae consigo un estado de gozo espiritual.

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