Ciertamente, el estudio de la Ciencia Cristiana me ha demostrado que Dios es una ayuda siempre cercana. No sólo nos sana físicamente, sino que nos renueva espiritualmente.
Me dijeron que tenía una deformación ósea.
Hace un tiempo, las labores en la compañía que trabajaba se habían ido multiplicando tanto que llegué a sentirme muy agotada. Fue entonces cuando me resbalé en el trabajo y caí de espalda. A partir de allí comencé a sentir fuertes dolores. Al verme tan mal, mi hija me pidió encarecidamente que fuera al médico. Para tranquilizarla fui a verlo. Cuando el doctor vio la radiografía que me habían sacado me dijo que tenía una deformación ósea en la espalda, desde niña. Me dio unos calmantes y me pidió que no tomara otros remedios porque esa condición no tenía cura.
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