El Heraldo de la Ciencia Cristiana conversó con reconocido y eximio baterista de jazz de Buenos Aires, Argentina, quien en octubre de 2007 recibió un galardón otorgado por la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires en reconocimiento por su larga trayectoria. Eduardo ha sido declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. A continuación publicamos parte de esa entrevista.
Sin duda, han sido muchos años de ardua labor. Durante tu larga trayectoria has grabado muchos discos y has actuado con figuras famosas como Lalo Schifrin y el Gato Barbieri. También has tenido presentaciones con la Orquesta Sinfónica Nacional y has tocado en el Teatro Colón de Buenos Aires. Pero lo más interesante es que te has destacado en la música al mismo tiempo que seguías con tu carrera profesional como odontólogo. ¿Cómo has hecho para manejar estas dos profesiones tan dispares?
Me lo he preguntado muchas veces. Empecé mi carrera musical muy jovencito. A los 17 años ya tocaba con las grandes orquestas. Cuando empecé a estudiar odontología ya era músico profesional. Y esto fue realmente una bendición, porque pocos meses después de entrar a la facultad, falleció mi padre, y la música fue lo que me ayudó, no sólo a continuar mis estudios universitarios que eran muy costosos, sino también a sostener a mi familia.
Al cabo de un tiempo, me di cuenta de que no quería ser músico de sesiones de grabación comercial, algo que daba bastante dinero. Quería encararlo como una actividad más artística que reflejara lo que tenía en mi interior. A mí me gustaba la parte creativa del jazz.
Después de graduarme, tuve que seguir trabajando con la música, haciendo bailes y jingles, para poder instalar el consultorio y comprar el equipo. Tiempo después, me casé y formamos una familia. Y cuando todo estuvo encaminado en la carrera de odontología, me dediqué a enseñar y a tocar más jazz.
¿Cuándo empezaste a interesarte en las cosas espirituales?
Cuando estaba en la facultad no pertenecía a ninguna religión y pensaba que era ateo. Sin embargo, muchas veces había sentido como si algo me estuviera ayudando y guiando. Eso lo he percibido toda mi vida. Para mí era una señal de que tenía que seguir por el camino que había elegido. Tiempo después, a través de mi esposa conocí la Ciencia Cristiana y se fueron aclarando muchas cosas.
Este estudio espiritual, aplicado a mi carrera de músico, me permitió superar todas las etapas de experiencia por las que atraviesa un artista. Es decir, al principio quizás cimentado en la personalidad, o en las luchas de personalidad, ese tipo de cosas que hacen sufrir tanto. Pero luego percibí que uno es el reflejo de Dios y que puede reflejarlo en toda actividad que realice. En las artes es hermoso porque, sobre todo la música, es muy espiritual. Cuando nos conectamos con el Principio creador sabemos que reflejamos ese Principio en el ritmo, la armonía, la melodía y sobre todo en la convivencia humana. El estar junto a jóvenes músicos que estudiaban o tocaban conmigo y tratar de proyectarlos, era una manera de difundir algo que reflejaba una obra creativa de Dios. Eso es lo que me dio la pauta de que yo trabajaba para difundir la música.
¿Cómo te ayudó este conocimiento de Dios en el trabajo de improvisación?
Por un lado está la parte técnica que uno tiene que desarrollar para poder hablar con el instrumento y eliminar dificultades en la expresión. Al referirse a la música, Mary Baker Eddy escribe que "Las melodías y los aires de la música más dulce que se oyen mentalmente superan al sonido de que se está consciente. La música es el ritmo de la cabeza y del corazón. La mente mortal es el arpa de muchas cuerdas que expresa discordancia o armonía, según sea humana o divina la mano que la pulse". Ciencia y Salud, pág. 213. Luego agrega: "Para discernir el ritmo del Espíritu y ser santo, el pensamiento tiene que ser puramente espiritual". ibíd, pág. 510. El estudio de la Biblia y de los escritos de Mary Baker Eddy, me ayudó a mejorar, espiritualizar mi pensamiento, y a expresar a Dios en todas mis actividades.
Al espiritualizar mi pensamiento comencé a expresar a Dios en todas mis actividades.
Con mejorar el pensamiento quizás quieres decir dejar de lado temores o inseguridades.
Si, y el estudio de la Ciencia Cristiana me ayuda a lograr esto. Además, encuentro que las ideas de la Biblia y de Ciencia y Salud me dan la inspiración necesaria para ayudarme a solucionar problemas físicos, mentales, de provisión y todo tipo de dificultades.
Con la música pasa exactamente lo mismo. Varias veces he orado con algún sinónimo de Dios; la Ciencia Cristiana nos habla de los siete sinónimos de Dios: Espíritu, Alma, Vida, Verdad, Amor, Principio y Mente. Pienso que Alma es un sinónimo que expresa mucho de lo que ocurre en la música y en todas las artes. Cuando tuve que enfrentar desafíos, siempre supe que podía percibir y manifestar las ideas del Alma para estar en paz y no sentir temor, y poder expresar belleza y alegría. Uno siempre tiene el deseo de que la gente salga contenta del concierto, con ese gozo que da la creatividad.
Recuerdo una ocasión en que iba a tocar en trío con Lalo Schifrin, dos funciones por día en el Ópera de Buenos Aires, un teatro muy grande. Teníamos dificultades con el sistema de sonido y no nos escuchábamos bien, así que había mucho nerviosismo. En los intervalos y momentos previos a los conciertos, yo oraba pensando en Dios como Alma, que estaba siempre expresándose. Insistía en que tenía la habilidad de conectarme con Dios. Yo sabía que esa unión nunca se interrumpe, porque en realidad Lo expresamos en formas de belleza y color, de dinámica y ritmo, y todo debe hacerse con alegría. Lo primero que tenía que superar era el temor. Cuando uno insiste en que está unido a Dios, el temor desaparece porque sabe que Él es quien nos provee de ideas. Finalmente, los conciertos se Ilevaron a cabo y para mi sorpresa, al día siguiente, salió publicado un artículo en un diario con el comentario del concierto, el cual terminaba la crítica diciendo que el baterista había "expresado alma". Para mí, eso fue como una respuesta de Dios diciéndome que había hecho bien el trabajo.
Me imagino que cuando estás improvisando necesitas expresar mucha espontaneidad.
Claro, y comunicación. Eso es muy importante. Una de las dificultades que uno enfrenta al comenzar a tocar la batería es aprender a escuchar, porque la batería es muy ruidosa y si uno no maneja la dinámica del instrumento o está muy encerrado en lo que quiere hacer, no logra escuchar a los demás. En el jazz es muy importante escuchar al otro, y eso es lo más difícil de aprender. A mí también me costó mucho esto cuando era más joven. Por eso, al principio me catalogaron como baterista de orquesta grande, porque tocaba muy fuerte. Pero con los años me fui puliendo y finalmente pude tocar en tríos, en conjuntos muy pequeños y en música de cámara.
Por lo que veo, el estudio de la Ciencia Cristiana te ha Ilevado a acercarte más a Dios y a conocerte más espiritualmente. ¿Te ha ayudado esto en el aspecto de la salud?
Creo que la música es una actividad que aparta el pensamiento del cuerpo. En el momento en que uno se sienta en el escenario se acaban todas las dudas con respecto al sonido, a todo lo demás, y uno está enfrascado en la comunicación con los otros músicos para crear. Es como una expansión de conciencia. Es un momento muy especial. Y creo que cuando el público lo recibe y responde, es la culminación del acto creativo. El público es muy importante como receptor de lo que pasa arriba de un escenario. Uno lo percibe y Ilega a ser también un momento sanador. Muchas veces empecé un concierto no sintiéndome muy bien, con algún resfrío, por ejemplo, y cuando terminó el concierto estuve curado.
Durante mi carrera aprendí lo importante que es prepararse espiritualmente. Yo me he basado mucho en un pasaje bíblico donde Pablo les habla a los atenienses sobre el Dios que ellos no conocen pero adoran. Les dice: "En él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos". Hechos 17:28. Esta es una cita que he tenido siempre muy presente y sobre la que medito a menudo. Además, oro pensando en la Vida, la Verdad y el Amor, que para mí son los sinónimos de Dios que tienen que ver directamente con el Cristo en la actividad de salvación y de curación.
Siempre me ayuda pensar que la humanidad entera "vive" en la Vida divina y que todos "somos" inseparables de Ella como imagen y semejanza de Dios. "Nos movemos" en la Verdad sabiendo que "somos" Sus hijos amados; que Él nos gobierna, legisla nuestra vida y cuida de nosotros. La tarea de cada uno es expresar el Amor divino lo mejor que pueda.
Volviendo a tu carrera artística, tal vez, ha habido momentos en que no te sentías apreciado. ¿Cómo encaraste las criticas?
He tenido algunos bajones anímicos bastante grandes. Mi familia, sobre todo mi esposa, me ha apoyado mucho en esos momentos. Lo que ocurre es que al ver que yo tenía esta doble actividad, como odontólogo y músico, muchas veces los músicos me han dejado de lado pensando que no me dedicaba más a la música, o que lo tomaba como una afición y no como una profesión. Toda esa serie de prejuicios pueden Ilegar a ser perjudiciales, sobre todo viniendo de músicos, muchos de ellos muy amigos míos. Yo tampoco podía ir y golpear a sus puertas para decirles que me Ilamaran a mí y no a otro. Sin embargo, siempre que he orado por ayuda a Dios han surgido nuevas oportunidades.
En ocasiones, yo mismo he logrado encontrar otras opciones. Recuerdo una época en que no había mucho trabajo porque algunos gobiernos militares impedían las actividades nocturnas. Sucedió entonces que, junto con el dueño de una disquería que vendía muchos elepés de jazz, y un arquitecto amigo que tenía una casa muy grande con un piano hermoso, reunimos a 150 personas que querían escuchar jazz, y así fundamos un club de jazz.
El éxito de esta idea fue tal, que a los tres meses tuvimos que alquilar un teatro, el Teatro el Globo, con capacidad para 400 personas. Allí incluso tuvieron la oportunidad de tocar músicos argentinos que vivían en Estados Unidos y que nunca habían sido escuchados en Argentina. Todo gracias a este club de jazz.
En aquella época había un declive en la actividad musical. Yo luché bastante para que se les pagara por su actuación y propuse un cachet equivalente a lo que ganarían en un baile. Todos los socios del club abonaban una cuota que cubría el costo para dar cuatro conciertos mensuales. Después de ese período de restricciones del gobierno, se empezaron a abrir otros lugares nocturnos donde escuchar jazz.
Siempre traté de moverme para seguir tocando. Por ejemplo, si no me Ilamaban de ninguna parte para formar parte de algún conjunto, me juntaba con algún músico joven nuevo, talentoso y armábamos algún conjunto y empezábamos a tocar. Y muchos de esos músicos, como Daniel Freiberg, Andrés Boiarsky (que fue director musical de la Orquesta de Lionel Hampton) empezaron conmigo desde muy jóvenes y ahora están en Nueva York desarrollando su actividad y son músicos muy buenos y reconocidos.
Dios me dio la oportunidad de no quedarme quieto nunca. Incluso cuando sólo tenía alumnos de batería me veía obligado a prepararme para poder enseñarles y eso me ayudaba a mantenerme al día con mi instrumento.
¿Qué palabras tendrías para el que está en la música o desea comenzar su carrera como músico?
Pienso que para salir adelante enfrentando este tipo de desafío uno tiene que tener verdadera vocación y trabajar arduamente para ser un músico completo, lo más completo que uno pueda Ilegar a ser, y no desaprovechar ninguna oportunidad.
En mi caso, me ayudó mucho comprender mejor la presencia y la importancia de Dios en la vida del hombre. Me ha ocurrido en ocasiones que he visto a algún estudiante con talento, y me he preguntado dónde se le podría ubicar en ese momento, reconociendo sus cualidades musicales que son, por supuesto, de origen espiritual. Y al cabo de un año, o algo así, se le presentaba una oportunidad —impensada por mí— para seguir su carrera, volando con alas propias.
No todos los bateristas que estudian conmigo quieren tocar jazz. Se informan a través del jazz de cómo tocar la batería, pero terminan haciendo otro tipo de música, como fusión o folklore. Por ejemplo, tengo un alumno que hasta toca música flamenca con cajónInstrumento musical de origen áfrico-peruano. y otros instrumentos de percusión. Es decir, es muy interesante ver cómo se desarrollan las cualidades que manifiesta individualmente cada uno. Ese es otro regalo de Dios.
Esta actividad siempre me ha Ilenado de satisfacción. Con el tiempo he Ilegado a comprender que ésta es una labor que se hace por reflejo del Principio divino, Dios.
