Llame por teléfono a Kevin Graunke para solicitar ayuda con la oración, y es probable que lo halle cómodamente sentado en su oficina de Oconomowoc, Wisconsin, en Estados Unidos. Kevin, su esposa Bonnie y sus dos hijas regresaron a la "Región de los lagos", su estado natal, hace tres años. Anterior a esto, Kevin trabajó para el Gerente de los Comités de Publicación en Boston, y Bonnie se desempeñó como enfermera de la Ciencia Cristiana en Massachusetts. Kevin es practicista de la Ciencia Cristiana desde 1995 y maestro desde 2006. También da conferencias sobre la Ciencia Cristiana desde el año 2005.
1. Medicina intelectual/farmacia moral
El otro día vi una frase en Ciencia y Salud que destaca un concepto fundamental de la Ciencia Cristiana. Allí, Mary Baker Eddy explica el sistema de curación de la Ciencia Cristiana por la Mente, así: "Su farmacia es moral y su medicina es intelectual y espiritual, aun cuando se utilice para la curación física". Ciencia y Salud, pág. 460. Me Ilamó la atención la palabra intelectual. En otra parte Ciencia y Salud dice: "[La] comprensión [espiritual] no es intelectual, no es el resultado de logros eruditos; es la realidad de todas las cosas sacada a la luz". ibíd., pág. 505. De modo que concluí que en ese pasaje M.B. Eddy no aludía al intelectualismo erudito, sino que destacaba la naturaleza exclusivamente mental de la curación en la Ciencia Cristiana, que tiene su fuente y poderío en la Mente divina.
Así es. Y me gusta cómo la Sra. Eddy se refiere a la "farmacia" moral de la curación por la Mente en la Ciencia Cristiana. Una fuente en Internet señala que los farmacéuticos "optimizan el uso de las medicinas para ofrecer a los pacientes resultados positivos en su salud" (http://en.wikipedia.org/wiki/Pharmacy). Cuando dirigimos nuestra atención hacia los resultados espirituales saludables, Mary Baker Eddy nos guía, como sanadores, hacia la medicina de la Mente divina y omnipotente. Como explica en Escritos Misceláneos 1883-1896: "Las preparaciones de Dios para los enfermos son pociones de Sus propias cualidades. Su terapéutica consiste en antídotos contra las dolencias de la mente y el cuerpo mortales". Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 268.
Estas "preparaciones" o "pociones" son cualidades totalmente espirituales que todos reflejamos y podemos aplicar. Algunas de las cualidades esenciales del Amor sobre las que he estado reflexionando son mansedumbre, paciencia y bondad. La mansedumbre incluye tanto fortaleza como benignidad: el poder de la Roca y la inocencia del Cordero. Por mucho que se presione no es fácil que la mansedumbre se transforme en reacción o resentimiento. La mansedumbre entraña someterse siempre a la voluntad de Dios, sin quejas ni críticas. Es lo opuesto del orgullo y la arrogancia, y es una gracia que tanto el Salmista como el Mostrador del Camino, Cristo Jesús, abrazaron y enseñaron plenamente. Por ejemplo, David dice en el Salmo 25:9: "Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera". Y la tercera Bienaventuranza de Jesús en el Sermón del Monte se hace eco de esa idea: "Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad". Mateo 5:5.
Otra cualidad que se relaciona con la mansedumbre es la paciencia. Ser paciente no significa quedarse suspirando, esperando ver qué sucede. La paciencia es expectativa espiritual proactiva; es firmeza, progreso y perseverancia. Significa enfrentar las pruebas con confianza y esperanza en la totalidad y omnipotencia de Dios, al mismo tiempo que nos negamos a aceptar cualquier mentira o ilusión de mortalidad o limitación.
Un tercer concepto en el que he estado pensando bastante es la pureza de la bondad y la bondad de la pureza. Creo que esta cualidad abraza las otras dos para expresar virtud, benevolencia, luz y excelencia en cómo vivimos nuestra vida y Ilevamos adelante nuestra práctica. La bondad es siempre la mejor cualidad de cualquier persona o cosa. Y en la Ciencia Cristiana, la bondad asume un carácter y una perspectiva profundamente espirituales.
Esta "farmacia" tiene estantes muy profundos. Al sanar mediante la oración usamos estas "preparaciones", no para hacer que un cuerpo enfermo esté bien ni para cambiar a una persona pecadora, sino para traer inspiración, misericordia y perfección a nuestro tratamiento mediante la oración, reconociendo que el bien es un hecho innegable que ya está presente. El resultado inevitable es un cambio en el pensamiento consciente, tanto del paciente como del practicista. El efecto de este cambio es la curación física de la enfermedad, el pecado y la muerte.
Este concepto de "farmacia" también me recuerda que virtualmente todo producto farmacéutico hoy en día Ileva mensajes y advertencias acerca de los dañinos efectos posteriores y secundarios que puede producir. En los últimos meses he Ilegado a percibir mejor que nunca, que la medicina de la Mente no tiene ningún efecto posterior ni secundario. El efecto de la oración es siempre inmediato, siempre directo, siempre cien por cien benéfico. La oración cristiana científica nunca puede aplicarse mal, y el efecto de la oración no se puede retrasar. Y puesto que Dios es la Causa única, eterna y perfecta, el universo, incluso el hombre espiritual y perfecto, debe ser el efecto inmediato (no posterior).
Esta vislumbre espiritual fue muy importante para mí hace un año cuando me Ilamó una señora que tiene una granja en el Oeste Medio de los Estados Unidos, pidiéndome ayuda mediante la oración. Ella se había caído del piso superior del granero, donde estaba acopiando heno. Al principio la situación parecía muy atemorizante. Casi no podía mover las piernas y el impacto había sido muy fuerte y concentrado en la base de la espina dorsal.
Juntos oramos con la verdad de que Dios es la Causa eterna y el hombre es Su efecto perfecto e inmediato. Esto ayudó a calmar el temor de que, como consecuencia de esa caída, ella pudiera quedar discapacitada. Reconocimos que por ser hija de Dios ella era Su reflejo intacto, y que por ser una idea completamente espiritual, Él la estaba sosteniendo de inmediato y contemplándola en su estado original de perfección y libertad.
Días después de la caída, una amiga suya insistió en que esta señora se sacara radiografías para ver si había algún hueso roto o tenía heridas internas. La paciente y yo continuamos orando, aferrándonos firmemente a la declaración que hace Ciencia y Salud de que el hombre, como idea, es una imagen en la Mente, el objeto inmediato de la comprensión. Véase Ciencia y Salud, pág. 115. Si bien los rayos-X mostraron que se había quebrado la pelvis en dos partes y la vértebra caudal se había hecho pedazos, ella se aferró con confianza a la evidencia espiritual que la comprensión divina le manifestaba, en lugar de aceptar el falso testimonio de los sentidos físicos.
Tan sólo dos semanas después, ella manejó siete horas para Ilevar en una camioneta a los niños del club de jóvenes a un campamento de verano en un estado vecino. Luego manejó otras siete horas para regresar a la granja. La reconstrucción mental de su físico comenzó en el momento en que golpeó el suelo del granero. Fue una experiencia profundamente transformadora que le trajo mucha inspiración. Había eliminado por completo los agudos dolores que sentía en los primeros dos o tres días. Ella no dudó ni se quejó ni por un instante. Tampoco pensó: "¿Qué pasa si no me recupero?" "¿Qué hago si la condición empeora?" "¿Qué ocurre si Dios, el Amor divino, no logra sanarme esta vez?" Hoy está de nuevo acopiando heno y cuidando con alegría de su granja, sus animales y la pandilla del club de jóvenes.
Tener paciencia no quiere decir estar sentado pasivamente.
2. Punto decisivo
¿Quisiera hablar del papel que cumplió la Ciencia Cristiana en algún momento decisivo de su vida? Quizás una vislumbre espiritual, una transformación, un caso en el que usted trabajó.
Hace unos diez años, fui testigo directo de cómo el poder continuo y transformador de la Vida, Dios, puede cambiar por completo un aparente cuadro de muerte. Mi padre había estado luchando por varios meses con los síntomas de una enfermedad debilitante, y una noche mi madre me Ilamó y me pidió que fuera a la casa. Me dijo que papá no estaba respirando ni respondiendo de ninguna forma. Ella también Ilamó a la enfermera de la Ciencia Cristiana que iba a la casa a cuidarlo.
Cuando Ilegué, la enfermera ya estaba allí y fuimos a la habitación a verlo. A todos nos pareció que había fallecido, pero ninguno estaba dispuesto a aceptarlo. Comenzamos a orar juntos el Padre Nuestro y la "declaración científica del ser". ibíd., pág. 468. No orábamos con resignación o por impotencia, sino con confianza, con alegría y esperanza. Aunque el cuadro mostraba que mi padre estaba saliendo de esta experiencia y entrando en otra, sabíamos que la apariencia mortal de la muerte no podía influenciar a Dios porque Él es Vida. Oramos para percibir que no era posible que el hombre, la expresión de Dios, pudiera abandonar la experiencia eterna y verdadera de la Vida. La muerte no era una opción, ni tenía la última palabra en esa situación.
Creo que estábamos orando la declaración científica del ser por tercera vez cuando mi padre se movió, nos miró y preguntó: "¿Dónde estaba?" La enfermera le dijo: "Bueno, yo no sé dónde ha estado usted, pero no puede salir del cuidado de Dios, y ahora está aquí con nosotros".
No recuerdo mucho de la conversación o de lo que ocurrió el resto de esa noche. Me sentía maravillado por lo que había presenciado. Sin embargo, sí recuerdo el ambiente de profunda santidad y luz divina que reinó en la casa de mis padres aquella noche y que continuó presente durante varias semanas después.
Con los años, pensando en esta experiencia, he comprendido que esa noche también oré para saber que el hombre nunca puede estar separado de la Vida porque va de camino a un estado de existencia "mejor". Nuestro verdadero y único estado de existencia es siempre perfecto y completo. Sentí en mi corazón que, aunque mi padre había estado en profundo estado de inconsciencia, él estaba consciente de que vivía en el reino de Dios. Y comprendí que yo no necesitaba verlo respirar y caminar para tener la certeza de que estaba bajo el cuidado de Dios.
Lo que más me quedó de esto fue la percepción espiritual de que no había ley de mortalidad que pudiera dictar que las funciones de mi padre (respirar, caminar), no podían reanudarse o no se reanudarían si necesitaban hacerlo. Cuando esas funciones se restablecieron ante nuestros propios ojos, para nosotros fue la sagrada confirmación de que Dios es Vida, que Dios es Amor, y que, como cantamos en la iglesia, "Vida es sólo Amor". Mary Baker Eddy, Himnario de la Ciencia Cristiana N°30.
El momento decisivo para mí fue comprobar que la verdadera luz y el ser consciente del hombre no se encuentran en una mente humana que trata con desesperación de mantener su dominio a pesar de las circunstancias. Nuestra salud, integridad y perfección se encuentran en Dios, la Mente divina —la Vida y el Amor del universo— asegurándonos a todos que nuestro ser e identidad son conscientes, vivos y eternos.
A todos nos pareció que había fallecido, pero ninguno estaba dispuesto a aceptar ese cuadro.
3. El factor ilusión
Kevin, sus experiencias son muy conmovedoras y me Ilevan a pensar en un importante factor en este tratamiento metafísico eficaz. Yo he aprendido que tengo que mantener este factor en la ecuación medicina-espiritual si quiero obtener buenos resultados. Yo lo Ilamo el factor ilusión. Con esto quiero decir que a medida que avanzamos en el estudio de Ciencia y Salud, uno tiene que saber en lo profundo de su ser que la enfermedad y el peligro — y la muerte— son ilusiones, que los problemas de todo tipo se van sumando hasta Ilegar a un cero ontológico. Sólo el bien tiene realidad. Sólo el bien tiene sustancia, presencia y poder.
¿Cómo lo ha ayudado este factor, esta ley divina que nos asegura que el universo basado en la materia y los males asociados con ella no tienen más realidad que una ilusión?
Para ello tenemos que considerar el término "mente carnal" al que se refiere el Apóstol Pablo. En la Ciencia Cristiana el término mente carnal, o mortal, se define como "mal", el cual se idenfica en Ciencia y Salud como ilusión. Mary Baker Eddy escribió: "[El mal] no tiene base real. El mal es una falsa creencia. Dios no es su autor. El supuesto progenitor del mal es una mentira". Ciencia y Salud, pág. 480.
Hace diez años, fui con mi familia a ver una exhibición nacional de magos. Allí vimos que los trucos de los magos se basan en dirigir la atención en la dirección equivocada, y en la disposición que tiene el público para suspender por un momento su propia incredulidad. Ver a un mago colocar una mujer en una caja y luego partirla a la mitad con una sierra, parece muy real y sorprendente a los ojos. Sin embargo, la inteligencia nos dice que si realmente la hubiera cortado en dos, los dedos de los pies no se moverían en un extremo de la caja, y los de su mano en la otra.
Cuando enfrentamos el dolor, la enfermedad, la pérdida, y situaciones semejantes, el cuadro que se presenta ante nuestros ojos y mentes está pidiendo que lo aceptemos. Allí deberíamos preguntarnos: ¿Qué cuadro debo aceptar, la apariencia engañosa de la superficie, o lo que la inteligencia divina me está diciendo que es el hecho contrario espiritual? Por más vívidas o variadas que parezcan las formas del mal, de ninguna manera pueden negar ni destruir el Principio viviente del bien, Dios, porque estas formas no provienen de una fuente genuina: son ilusiones, mentiras, y por lo tanto, son ilegítimas.
Hace un año, a mi hija le robaron el auto. Nos comentó que la policía había más o menos descartado toda esperanza de recuperarlo, debido a la elevada incidencia de robos de autos que hay en el área donde ella vivía: Los Ángeles. Cuando mi esposa y yo nos enteramos, supimos que debíamos buscar un camino, un punto de vista, más elevado, y romper la ilusión de la delincuencia como algo que se debe tolerar, incluso justificar, debido al lugar de residencia. Ese camino más elevado nos Ilevó a leer el Sermón del Monte en la Biblia, en especial las "palabras" de Jesús: "...ama a tus enemigos. Permite que te hagan expresar lo mejor que hay en ti, no lo peor. Cuando alguien te hace pasar un mal momento, responde con las energías de la oración, porque entonces estás resolviendo la situación de tu verdadero ser y de su verdadero ser, del ser verdadero creado por Dios". Mateo 5:44, 45, traducción de The Message.
Este amor desinteresado —amor incondicional y voluntario— significó que sin tener en cuenta cómo nos trataran, nos deshonraran o preocuparan a nosotros o a nuestra hija, no podíamos permitir que el resentimiento ni la ira prevalecieran. En lugar de ello, teníamos que aferrarnos al Amor divino, al poder por siempre activo del bien supremo, el cual atraviesa la ilusión del mal y anhela sólo el bien más elevado, tanto para nuestra hija como para el individuo que se había Ilevado su auto.
No habían transcurrido 24 horas, cuando ella recibió una Ilamada anónima de alguien que vivía en el área, diciendo que su auto se encontraba bien, estacionado a menos de una milla de distancia. Cuando la policía lo fue a recoger encontraron, para su sorpresa, que no estaba dañado y que no le faltaba nada. Esta experiencia, y otras como ésta, me han demostrado que en nuestra oración diaria debemos defendernos de la arrogancia del mal que insiste en que es real y que tiene su origen en una persona, lugar o circunstancia.
M. B. Eddy exhortó a todos sus estudiantes a que oraran activamente todos los días con determinación lo siguiente "...la malapráctica mental no puede dañaros, ni dormidos ni despiertos". Ciencia y Salud, pág. 442. Vemos más allá de las ilusiones del mal cuando desenmascaramos y destruimos su falsedad con la autoridad y autenticidad de la presencia y el poder infinitos de Dios.
A pesar de la situación, no podíamos permitir que el resentimiento y la ira prevalecieran.
4. Confianza radical
La verdad es que la perspectiva de la Ciencia Cristiana sobre la materia y el Espíritu, el mal y el Bien, la ilusión y la Realidad, representa una perspectiva menos radical de lo que uno pudiera pensar. De hecho, me da la impresión de que una perspectiva no Científica Cristiana es mucho más radical que la de esta Ciencia, que no toma el fenómeno del mundo material como se presenta. Recientemente, alguien me preguntó cómo definiría "confianza radical", término que usa Mary Baker Eddy sólo una vez en Ciencia y Salud: "Sólo por medio de una confianza radical en la Verdad puede realizarse el poder científico de la curación". ibíd., pág. 167. La palabra radical se relaciona con el término raíz, y aplicada a la curación de enfermedades incluye también esta definición: "...tratamiento que tiene la intención de quitar el origen de una enfermedad en lugar de simplemente tratar los síntomas". La práctica de la Ciencia Cristiana desafía la manera de pensar y la medicina convencionales ofreciendo a la humanidad un nuevo punto de vista completamente espiritual de lo que es, en esencia, real y cómo tratar la enfermedad de la manera más eficaz.
Volviendo al punto anterior sobre desenmascarar y destruir ilusiones, M. B. Eddy escribió que la Ciencia divina "pone el hacha a la raíz de la ilusión de que la vida, o la mente, sea formada por el cuerpo material..." ibíd., pág. 303. He descubierto que cuando declaro con constancia y mantengo en oración que el espíritu de Cristo que Jesús expresó, es lo único que puede tocar el pensamiento consciente, la "raíz" de la enfermedad cede. Es decir el temor y la duda acerca del problema son eliminados. No importa si el problema es físico, financiero, emocional, relacionado con el trabajo, o lo que sea, confiar en la habilidad de Dios para sanar y salvar vuelve a traer luz a nuestra vida. Entonces, la curación es el resultado del toque transformador, salvador y radical del Cristo en operación, aquí y ahora.
En esa declaración que cité antes, sobre las "preparaciones de Dios para el enfermo", la Sra. Eddy también afirma: "No adulteremos entonces Sus preparaciones para los enfermos con medios materiales". Esc. Mis., pág. 268. De modo que para mí, "confianza radical" también incluye un enfoque inamovible, puro y decisivo de la curación en la Ciencia Cristiana; uno que nunca se mezcla con la práctica, psicología, asesoría o consejos médicos.
5. ¿Límites del alma?
A juzgar por la oficina que tiene en su casa (con estantes Ilenos hasta el techo de libros y montones de fotografías), es obvio que la Biblia y Ciencia y Salud constituyen el centro, pero no el limite, de su vida intelectual. ¿Cómo ve usted la relación entre sus otros intereses y su estudio y práctica de la Ciencia Cristiana?
A comienzos de mi carrera de negocios, me dieron un consejo muy sabio: Amplía tu perspectiva del mundo mucho más allá de las cuatro paredes de tu trabajo diario. En mi oficina, la belleza y el juego de luces y sombras de las láminas que tengo junto a mi escritorio —fotos clásicas de las escalinatas de Montmartre en París, una mirando hacia arriba de Réne Jacques, y la otra hacia abajo de Brassai— me recuerdan el Alma se expresa de manera tan maravillosa en las artes creativas. Todos los días, puedo encontrar un nuevo detalle en esas láminas, como las plantas que hay en un balcón y el diseño de la tapa del desagúe en la calle.
Uno de los libros que tengo planeado leer es Why Religion Matters por Huston Smith. Me lo recomendó un amigo practicista de la Ciencia Cristiana que aprecia lo que piensa Smith acerca de cómo el corazón humano anhela algo más que lo que puede ofrecer la vida secular de todos los días. Quiero ver dónde se entrecruzan sus ideas con la Ciencia Cristiana.
6. Verdad/Amor universal
Hace un tiempo, hice una crítica de ese libro para la revista The Christian Science Journal, y también lo recomendé. Me gusta ver la curiosidad e interés que tiene usted de incluir a todo el mundo. Es tan importante, no sólo porque esa curiosidad centrífuga —dirigida hacia la belleza y profundidad del universo— enriquece nuestra propia vida, amplía nuestros horizontes, y nos hace sentir mucha humildad, sino también porque ¿de qué otra forma podemos diseminar las buenas nuevas acerca de la Ciencia Cristiana si no miramos más allá de nuestro propio interés y nos interesamos en el significado y el propósito de la vida de los demás?
El toque transformador y salvador del Cristo produce la curación.
Exactamente. Y pienso que usted está hablando del amor. Lo que me Ileva a hacer un último comentario. Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, con claridad y brillantez declaró un punto esencial sobre la vida: La existencia material y la enfermedad no son realidades objetivas, sino meramente las apariencias externas de lo que creen los mortales. A medida que la creencia mortal cede al discernimiento y el discernimiento leal da paso a la comprensión espiritual, la curación se produce de manera natural e inevitable. Y una de las percepciones más poderosas que he obtenido a través de los años ha sido comprender cuánto nos ama y valora el Amor divino a cada uno de nosotros individualmente. Esta misericordia y ternura divinas e infinitas son la esencia de la medicina espiritual, de la oración cristianamente científica que sana. La misericordia humana o el amor humano no son suficientes para producir la curación. Lo que produce la curación es realmente la misericordia sagrada del Amor divino, Dios, la cual agita de tal manera el pensamiento humano que éste naturalmente cede al toque de la Verdad y su eterno cuidado. Este toque de la Verdad y el Amor divino, expresado en nuestra práctica individual de curación, limpia y transforma el pensamiento. Y el toque de la Verdad/Amor no conoce fronteras. Todo y todos están a su alcance.
