Padre:
Haz que sea Tu sonrisa lo que él vea en mí.
Tu voz y Tus palabras lo que él escuche.
Tu imagen y semejanza lo que él perciba.
Tu mensaje de eterna perfección lo que él vislumbre
en mí y así pueda sanarse.
Por eso, Padre:
Dame la gracia de ser transparente.
El mejor sanador es aquel que menos
se hace sentir, y viene a ser una
transparencia para la Mente divina,
la cual es el único médico; la Mente
divina es el sanador científico.
Mary Baker Eddy, Escritos Misceláneos, pág. 59
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