Brujas, sortilegios, magia, son palabras que parecen sacadas de un cuento de hadas. ¿Quién no ha leído "Blanca Nieves y los siete enanitos" o visto la película de Harry Potter?
Hace unos días estuve pensando en este pasaje de la Biblia: "No sea hallado... quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas". Deuteronomio 18:10-13. Esto me hizo pensar que los comentarios y opiniones con que nos abruman los medios de comunicación son en muchos casos puras especulaciones. No basta sino ver las tapas de las revistas. ¡Son hipnóticas! Me he dado cuenta de que con frecuencia oír hablar o leer la opinión de los "expertos" es como escuchar adivinadores, sortílegos y agoreros, porque nadie parece saber mucho con certeza.
Por ejemplo, un día las empresas farmacéuticas dicen que determinado medicamento es muy bueno, y poco tiempo después descubren que sus efectos secundarios pueden ser fatales y que ya no es tan bueno como se creía. Un día los economistas anuncian medidas que según ellos sacarán de la indigencia a millones de personas, y al poco tiempo se comprueba que no eran eficaces como se pensaba. Del mismo modo, se habla con obsesión acerca de la necesidad de hacer dietas y ejercicio porque hay que estar delgado. Sin embargo, hace apenas unas semanas, se dio a conocer el resultado de unos estudios según los cuales es bueno tener unos kilos de más porque esto parece darle a uno más defensas para enfrentar ciertas enfermedades.
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