EN EL CAMPO, DONDE PASÉ LOS PRIMEROS AÑOS DE MI INFANCIA, REGÍA LA LEY DEL MÁS FUERTE, Y MIS ILUSIONES Y SUEÑOS IBAN POR ESE CAMINO.
No obstante, yo tenía miedo al fracaso pues mi contextura física no se ajustaba a ese perfil. Entonces viajé a la ciudad donde esperaba encontrar un comportamiento distinto, porque se decía que en ella esta ley era obsoleta. Pero mi ilusión duró poco, pues vi que la lucha por la supervivencia era bien ardua.
Pronto comprendí que la fuerza de voluntad se suma en ansiedad, afán e inquietud por desenvolverse con éxito en un mundo complejo y difícil. La competencia y el ánimo de superación muchas veces hacen que la derrota y el fracaso de unos sean el éxito de otros.
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