Cuidar a nuestros semejantes con el profundo deseo de ser testigos del tierno cuidado de Dios, es la esencia misma de la curación en la Ciencia Cristiana.
La Ley Divina —la ley del Amor, la inteligencia y la armonía— es el cuidado de Dios en acción. Sana al mismo tiempo que revela al corazón receptivo la guía de Dios para orar de una manera natural. Esta misma ley de curación indica al enfermero de la Ciencia Cristiana la forma más adecuada de atender las necesidades de aquel que recurre a Dios en busca de curación.
Mary Baker Eddy, previó que las actividades de los enfermeros de la Ciencia Cristiana formarían parte de la misión que tiene su iglesia de ayudar y bendecir al mundo, que como dice en el Manual de la Iglesia, está "destinada a conmemorar la palabra y las obras de nuestro Maestro, la cual habría de restablecer el Cristianismo primitivo y su perdido elemento de curación".¹ La labor de los enfermeros de la Ciencia Cristiana es una actividad cristiana sanadora.
El Manual de la Iglesia contiene reglas y estatutos que son indispensables para el crecimiento espiritual individual y la práctica de la curación en la Ciencia Cristiana. Uno de los estatutos para todos los miembros en general y los enfermeros en particular, es el titulado Enfermeros de la Ciencia Cristiana, que dice: "Un miembro de La Iglesia Madre que se acredite como enfermero o enfermera de la Ciencia Cristiana, deberá tener un conocimiento demostrable de la práctica de la Ciencia Cristiana, comprender a fondo la sabiduría práctica necesaria respecto al cuarto de un enfermo, y que pueda cuidar bien del enfermo". ibíd., pág.49, Art. VIII. Sec. 31.
Como enfermera de la Ciencia Cristiana, para mí es esencial el nivel de calidad de mi pensamiento. La receptividad, alegría y dominio espirituales son cualidades sanadoras respaldadas por la ley divina. Yo oro con esta cualidades para ver mi propia naturaleza espiritual y la de los demás a imagen y semejanza de Dios. Esto me permite percibir que es el gobierno divino el que dirige el cuidado que brindo al enfermo, entonces mi labor adopta con naturalidad la vitalidad y el progreso que son el resultado natural de la ley divina. Lo más importante es que esta clase de atención no sólo abre el camino para que se brinde un cuidado humano apropiado, sino que lo eleva a una actividad espiritualmente autorizada que conforta y libera. Mantiene la integridad y dignidad de la persona y sostiene su total confianza en Dios para sanar cualquier condición.
Aunque la administración de medicinas y la práctica de terapias no forman parte de la labor de los enfermeros de la Ciencia Cristiana, puede que sea necesario vendar una herida, ayudar con la alimentación y el aseo, o alentar y ayudar a la persona a caminar. Siempre es necesario animar constantemente al paciente que está recibiendo tratamiento en la Ciencia Cristiana, ya sea regocijándose calladamente en la gran bondad de Dios, o declarando con firmeza las verdades espirituales de la Vida con él, para vencer el temor.
Para mí, la historia en la Biblia cuando María Magdalena se acerca a Jesús en busca de perdón, es un modelo para la labor de los enfermeros. El estado mental de María Magdalena representa dejar de lado la naturaleza mortal para acercarse al Cristo, que la Sra. Eddy define como "una influencia divina que está siempre presente en la consciencia humana".Ciencia y Salud, pág. xi:18-19.
Humildemente, ella comienza a lavar los pies de Jesús con sus lágrimas y a ungirlos con aceite, infundiéndole a una tarea más bien mundana, el estímulo sanador de la buena voluntad y la gratitud. María Magdalena parece sentir tan profundamente el amor y cuidado de Dios, que Ilega a ser lo más importante para ella y lo expresa en ese sencillo gesto. Más allá del mero acto humano, su acción simboliza la profunda devoción de vivir recurriendo constantemente a Dios para todo.
El enfermero de la Ciencia Cristiana tiene la inquebrantable convicción de que Dios responde a toda necesidad humana. Por ello se dedica a percibir espiritualmente el profundo cuidado que Dios brinda y que se expresa en una atención compasiva y desinteresada.
    