Después del fallecimiento de mi primera esposa, comencé a dudar de mis creencias religiosas. Ya no tenía ese sentido de dirección que había tenido antes.
En abril de 2004, me diagnosticaron cáncer de próstata. Después de luchar por un tiempo con los malestares y aplacar la preocupación de mi familia, busqué consejo médico. El doctor que me examinó me refirió a un especialista, quien confirmó el diagnóstico y me prescribió un tratamiento.
Fue entonces cuando mi determinación espiritual se reanimó con fuerza. Recuerdo que le dije al médico que era Científico Cristiano y creía en el poder de la oración, por lo que quería tomarme un tiempo para hacerle frente a la situación a mi modo. El especialista me dijo que si quería me podía tomar seis meses y que luego podía volver a verlo.
Agradecido por este acuerdo fui al estacionamiento y me senté por unos momentos en el auto, pensando en el profundo compromiso que necesitaba asumir para cumplir con mi palabra y que se produjera la curación.
Lleno de entusiasmo, comencé a estudiar la Biblia y los escritos de Mary Baker Eddy con mucha dedicación. Una línea de pensamiento en las Escrituras que me ayudó mucho la encontré a raíz de la palabra muro o pared. (Véase Isaías 26:1) Esta palabra me pareció muy poderosa en el relato de Moisés, pues cuando los hijos de Israel eran perseguidos por el ejército de Faraón, cruzaron el Mar Rojo con un "muro [de agua] a su derecha y a su izquierda" (Éxodo 14:22). En 2º de Reyes, cuando Ezequías enfrentó varias enfermedades, él volvió su rostro "a la pared, y oró a Jehová" (20:2). Siglos después, en el Nuevo Testamento, Pablo escapa de sus enemigos cuando es "descolgado del muro en un canasto" (2 Corintios 11:33).
En todos esos casos, la palabra muro me hablaba del poder extraordinario y la presencia infalible de Dios y de Su amorosa protección. No importaba que el enemigo fuera una multitud hostil, un mandatario antagónico o una enfermedad grave, en cada uno de esos relatos es evidente la seguridad y salud que resultan cuando uno se vuelve de la evidencia falsa de los sentidos materiales a las verdades espirituales de la unicidad de Dios y de nuestra inseparabilidad con Él.
Yo sabía que el dolor y la enfermedad nunca pueden estar incluidos en la sustancia del Espíritu y que estos errores son de origen mental, entonces me esforcé por reconocer más claramente aquello que es real y verdadero, preguntando a Dios cómo podía ser más humilde, más honesto, más inocente y puro. También oré con este pasaje de Ciencia y Salud: "Cuando la ilusión de enfermedad o de pecado os tiente, aferraos firmemente a Dios y Su idea. No permitáis que nada sino Su semejanza more en vuestro pensamiento. No consintáis que ni el temor ni la duda oscurezcan vuestro claro sentido y serena confianza, que el reconocimiento de la vida armoniosa —como lo es la Vida eternamente— puede destruir cualquier concepto doloroso o creencia acerca de lo que la Vida no es. Dejad que la Ciencia Cristiana, en vez del sentido corporal, apoye vuestra comprensión del ser, y esa comprensión sustituirá al error con la Verdad, reemplazará a la mortalidad con la inmortalidad y acallará a la discordancia con la armonía". (pág. 495)
Digerir estas ideas y aplicarlas en la práctica elevó mi pensamiento y me ayudó a comprender mejor mi identidad espiritual. Me liberé del temor y, poco a poco, me sentí más seguro de mi relación con Dios, de que mi vida está en Él y no en un cuerpo físico.
Oré, estudié y apliqué lo que estaba aprendiendo durante varios meses hasta que se produjo la curación completa. Para cuando llegaron los apuros propios de la época navideña, pude hacerlo con alegría, totalmente libre de molestias, aunque para entonces ya había recibido varias notificaciones de los médicos y pedidos de mi familia para que fuera a revisarme. Para tranquilizarlos, me hice unos exámenes que confirmaron que el cáncer había desaparecido.
La gratitud que siento por esta curación no tiene límite. Sobre todo, estoy muy agradecido porque reanudé mi compromiso con la práctica de la Ciencia Cristiana y participo activamente en el trabajo de la iglesia.
California, EE.UU.
    