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Festejos de libertad

Del número de mayo de 2008 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El mes de mayo da comienzo a festejos de libertad que se extienden a lo largo de cinco meses, porque en este período unos veinticuatro países de las Américas conmemoran su día de la Independencia.

Esto nos lleva a pensar en cuánta paz y prosperidad podemos llegar a ver en la vida cuando nos damos cuenta de nuestro derecho a ser independientes y libres. Sobre todo la libertad en lo que se refiere a las cosas que a diario enfrentamos, como la libertad de ansiedades en el trabajo, de limitaciones de recursos, de los dolores atribuidos a la edad, para nombrar sólo algunos.

Las palabras de Cristo Jesús "conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32) siguen hoy siendo válidas y aplicables. No sólo porque resuenan diciéndonos que estamos destinados a conocer la verdad acerca de cuál es nuestro origen y de quiénes somos, sino porque también indican que existe la posibilidad concreta de poder llegar a pensar libremente y con certeza.

Imagínese las conclusiones erróneas que habrán surgido cuando se pensaba partiendo de la premisa de que la tierra era plana. O más recientemente, cuando se partía de la premisa de que el átomo estaba compuesto de esferitas llamadas electrones que giraban alrededor de un núcleo. Finalmente, con la llegada de la mecánica cuántica esas conclusiones se esfumaron al descubrirse que sólo se puede decir de los electrones que "es probable que estén allí, en determinado momento y lugar, pero es incierto".

Lo interesante es que si trasladamos este concepto de incertidumbre a la vida de todos los días, nos damos cuenta de que la certeza o conocimiento de lo que los cinco sentidos nos dicen del mundo no está en el mundo, sino en el observador.

Esto puede que cause asombro, aunque no es nada nuevo. Se pueden nombrar algunos que hace tiempo vieron esto. Uno de ellos es el Apóstol Pablo, quien encontró su independencia y libertad espirituales más allá de lo que los sentidos le mostraban, cuando en un momento crucial de su vida una revelación produjo un cambio de paradigma en su vida. Tras haber llevado una vida cristiana llena de buenas obras, Pablo dice: "El Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, alli hay libertad". (2 Cor. 3:17)

Seguramente ya habían llegado a los oídos de Pablo las palabras de Cristo Jesús, que "la verdad os hará libres", y luego en su vida y práctica de curación que aprendió de las enseñanzas de Jesús vio que esa Verdad es Espíritu, Dios, lo opuesto de lo que los sentidos materiales implican.

La vida de Pablo y de infinidad de seguidores de las enseñanzas de Cristo Jesús atestiguan hoy de esta independencia y libertad espirituales que todos podemos traer a nuestra vida. Este número de El Heraldo es un ejemplo. Aquí leerá sobre la libertad que Dios otorga para progresar, para vencer el temor a las amenazas del clima, para ver la falta de poder de las creencias supersticiosas. Y en la sección de curaciones por el Espíritu también leerá relatos del efecto de esta libertad, especialmente en curaciones de cáncer, de asma y de dislocación de la mandíbula.

Esperamos que estas ideas que aquí compartimos abra nuevos caminos a su interés por el tema de la libertad espiritual.

Con afecto,

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