Sin el Impulso hacia delante un avión no puede elevarse. No obstante, con el suficiente empuje la nave—que puede pesar cientos de toneladas—despega y se sustenta en el aire con elegancia. Lo mismo ocurre con nosotros. El pensamiento tiene que seguir avanzando; debe ser progresivo para responder y superar los desafíos que enfrentamos y para elevarse espiritualmente en el proceso.
La humildad, la flexibilidad y la expectativa de bien nos ayudan a progresar.
Un día, iba con un amigo caminando junto a un arroyo, cuando vimos a un guardabosque que cruzaba un puente bajo y angosto Ilevando de las riendas a un caballo. Él pudo cruzar, pero el caballo tropezó y saltó a las torrentosas aguas. Parado sobre el lecho del arroyo, el caballo no se movía a pesar de que el guardabosque tiraba de las riendas para hacerlo caminar hacia la orilla. Mi amigo dejó su mochila, se metió en el agua hasta la cintura y se puso debajo del cuello del caballo. Con sus manos tomó, una a una, las patas delanteras del caballo y las levantó fuera del agua. En cuestión de segundos el caballo avanzó y saltó fuera del arroyo. Mi amigo me dijo después que a veces los caballos Ilegan a creer que no se pueden mover, aunque puedan hacerlo. Él no movió el caballo, simplemente le mostró que podía liberarse.
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