Sin el Impulso hacia delante un avión no puede elevarse. No obstante, con el suficiente empuje la nave—que puede pesar cientos de toneladas—despega y se sustenta en el aire con elegancia. Lo mismo ocurre con nosotros. El pensamiento tiene que seguir avanzando; debe ser progresivo para responder y superar los desafíos que enfrentamos y para elevarse espiritualmente en el proceso.
La humildad, la flexibilidad y la expectativa de bien nos ayudan a progresar.
Un día, iba con un amigo caminando junto a un arroyo, cuando vimos a un guardabosque que cruzaba un puente bajo y angosto Ilevando de las riendas a un caballo. Él pudo cruzar, pero el caballo tropezó y saltó a las torrentosas aguas. Parado sobre el lecho del arroyo, el caballo no se movía a pesar de que el guardabosque tiraba de las riendas para hacerlo caminar hacia la orilla. Mi amigo dejó su mochila, se metió en el agua hasta la cintura y se puso debajo del cuello del caballo. Con sus manos tomó, una a una, las patas delanteras del caballo y las levantó fuera del agua. En cuestión de segundos el caballo avanzó y saltó fuera del arroyo. Mi amigo me dijo después que a veces los caballos Ilegan a creer que no se pueden mover, aunque puedan hacerlo. Él no movió el caballo, simplemente le mostró que podía liberarse.
Este incidente ilustra el hecho de que es el pensamiento lo que necesita moverse. Cuando una idea correcta surge en el pensamiento, las acciones se realizan libre y naturalmente, y casi sin esfuerzo alguno. Es por esta razón que el pensamiento de avanzada y progresivo —la visión inspirada— es tan importante en el liderazgo. Toda visión que Dios origina y comparte puede Ilegar a inspirar a una organización o a un país a que ponga en orden sus recursos y logre hacer grandes progresos. Y es por esta razón que esa manera expansiva de pensar es tan necesaria en la curación.
Entonces, ¿qué podría limitar que el pensamiento progrese? Hace poco leí una breve definición de la palabra fariseo. Estos eruditos hebreos se dedicaban a la estricta obediencia al derecho escrito y al derecho consuetudinario. Eso no suena tan mal. ¿Qué tiene de malo Ilevar una vida de pureza y obediencia?, me pregunté yo. Entonces, ¿por qué Jesús a menudo desafiaba a estos eruditos?
Quizá percibía su inflexibilidad mental, su falta de disposición para pensar de otra manera o para apartarse lo suficiente de la letra estricta de sus libros de derecho, como para reconocer y aceptar un nuevo concepto de la ley más elevada, la ley del Espíritu. En el Evangelio según Mateo, Jesús caracterizaba a estos fariseos diciendo: "...dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe". Mateo 23:23.
Los fariseos argumentaban manteniéndose seguros al margen, pero sus intentos para impedir el progreso fueron en vano. El progreso era entonces y sigue siendo, irresistible. Actuamos dentro de un marco espiritual progresivo y dinámico. La inteligencia no es estática, sino que se expresa constantemente en nuevas formas de invenciones útiles. Las ideas son descubiertas, aplicadas, mejoradas y vueltas a aplicar en combinaciones que cambian constantemente. Las aplicaciones de ayer conducen a las mejoras de hoy y a las innovaciones de avanzada de mañana. Podemos optar por resistirnos al progreso porque atenta contra el statu quo, o bien, aceptar el progreso y avanzar con él.
Mary Baker Eddy percibió el poder que tiene el pensamiento para avanzar o retardar, y en una ocasión habló de la importancia de mover el pensamiento. "Cuando enseño una clase, digo algún chiste para hacer que el pensamiento se mueva. Dios me dice que lo haga. Debe haber acción... Pongo en marcha el pensamiento... A veces hablo con dureza, pero el pensamiento debe moverse" The Notebooks of Lida Fitzpatrick, La Biblioteca Mary Baker Eddy para el Adelanto de la Humanidad, pág. 3–4.
Cualidades como la humildad, la flexibilidad y la expectativa de bien nos ayudan a prepararnos para progresar y a reconocer cuando se manifiesta el progreso. Sin embargo, la complacencia, la resistencia y la manera rutinaria de pensar tienden a ir en dirección opuesta. La Ciencia Cristiana nos garantiza que mediante la oración podemos actuar con seguridad al hacer lo que parezca ser más acertado en cada situación, en lugar de quedarnos aturdidos por la incertidumbre. Revela que el progreso se apoya en un Principio fijo. El progreso es impulsado por Dios; es el resultado natural de ser Su reflejo.
Al mantenernos alertas y con ánimo receptivo, podemos responder inmediatamente a la dirección de la Mente divina, sin duda ni demora alguna. Este estado mental nos mantiene preparados para recibir con agrado el presente que se va manifestando, en lugar de tener miedo al futuro, dudar de nuestras decisiones, resistirnos al cambio o aferrarnos al pasado.
Cuando permitimos que el pensamiento se mueva en armonía con la dirección de la Mente, obtenemos como resultado logros concretos, eficiencia inesperada, claridad y confianza en la evaluación de situaciones, y relaciones mucho más armoniosas y Ilenas de satisfacciones. La disposición de permitir que la Mente nos guíe continuamente hacia delante, nos permite hacer aportes mucho más valiosos y significativos para sanar el mundo.
    