Es reconfortante pensar en el niño de Belén a quien el profeta Isaías llamó Consejero, Príncipe de paz.
Isaías 9:6. Sin duda, este niño llegó a ser eso y mucho más, pues su venida trajo al mundo un despertar y la noción de que tenemos libertad de pensamiento para elevarnos por encima de la materialidad. Sus enseñanzas fueron una llamada de atención para que nos volviéramos a Dios, a conocimientos más elevados y puros, al reconocimiento de que nuestro origen es totalmente espiritual.
Mary Baker Eddy en el Prefacio de su libro Ciencia y Salud escribe que Jesús fue "el Heraldo humano del Cristo, la Verdad", o sea, la idea espiritual de Dios. Un diccionario define un "heraldo" como el oficial que "lleva mensajes". Y Jesús, a través de sus enseñanzas y obras, impartió el mensaje de Dios y nos instó a rebelarnos contra los conceptos limitados acerca del hombre y a esforzarnos por conocer nuestra identidad espiritual, como hijos del Dios único, como ideas de la Mente infinita, con dominio sobre todas las cosas.
Es interesante notar que Jesús, no argumentaba ni discutía acerca de las opiniones que escuchaba. En ocasiones, explicaba sus razones pero manteniéndose siempre firme en la verdad espiritual. Y fue gracias a esa postura mental tan firme de ver sólo el bien y la perfección, que Jesús convirtió el agua en vino, calmó la tormenta, caminó sobre las aguas y sanó a los enfermos, en total oposición a lo que pensaba la gente y a lo que decían lo que se denomina ciencias naturales.
Jesús demostró que las llamadas leyes que hablan de limitación, de temor, de dolor, provienen del pensamiento mortal, no son leyes de Dios, porque Él es el bien absoluto y en Su creación no hay mal de ningún tipo.
Ciencia y Salud afirma que "el punto de partida de la Ciencia divina es que Dios, el Espíritu, es Todo-en-todo, y que no hay otro poder ni otra Mente —que Dios es Amor, y que, por lo tanto, es Principio divino".
Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 275. Es decir que por ser el Amor mismo, Él es el Principio —el conjunto de leyes absolutas— que gobierna todo el universo en completa armonía.
En este número de El Heraldo nuestros colaboradores hablan de las bendiciones que han recibido al comprender mejor su identidad espiritual y expresar gratitud por el bien recibido.
Quizás, en esta época de renovados propósitos, decidamos conocer mejor nuestra identidad espiritual, elevando nuestro pensamiento cada vez más, hasta percibir la paz y la armonía que ya están presentes y son nuestras para siempre.
Con afecto,
