Esta Navidad, el mejor regalo que puede dar a la sociedad es usted mismo, como sanador. Algunas personas están pensando seriamente en este compromiso público. Otras tienen dudas. Lo que no quiere decir que no sería una forma maravillosa de dar. Por supuesto que sería. Pero a veces la impresión que se tiene de Cristo Jesús, de Mary Baker Eddy y de algunos Científicos Cristianos, puede cohibir a los que se sienten inseguros.
La razón de esta duda puede que radique en la tendencia que se tiene a comparar. Tal vez recordemos a grandes conferenciantes, maestros, escritores y sanadores en el movimiento, y pensemos: "¿Cómo podemos nosotros hacer lo que ellos han hecho, o lo que la Sra. Eddy hizo como sanadora cristiana? ¿Y qué decir de sanar cómo Cristo Jesús? ¡Imposible!" Es probable que dudemos porque no hemos tenido en cuenta lo que se podría llamar el complemento modestia/majestad.
Las comparaciones nos apartan del camino con facilidad, en especial cuando comparamos nuestros esfuerzos relativamente modestos con la majestad de lo que han hecho los demás. Cristo Jesús sería el ejemplo clásico. ¿Qué piensa usted de él? Es muy probable que empiece con la descripción que ofrece la Biblia. Virtualmente lo pone en un pináculo, ungido y nombrado por Dios mismo.
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