Desde hace siete años, me dedico a los bienes raices y trabajo por comisión. Sucedió que hace dos años me vi en una situación muy difícil porque la venta de inmuebles sufrió un cambio dramático y prácticamente se disolvió.
Como resultado, dejé de percibir una entrada, aunque mis gastos continuaban igual. Si bien no tenía trabajo, mantuve mi licencia de vendedor.
Con el paso de los meses la situación se complicó porque las cuentas se fueron acumulando y esto creó un ambiente de mucha tensión en mi hogar.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!