El año pasado la Junta Directiva de la Ciencia Cristiana vino a Uruguay y se reunión con un grupo de 20 jóvenes en la capital, Montevideo.
Yo estaba allí. Lo que los cinco miembros de la Junta Directiva dijeron sobre el concepto espiritual de iglesia y la función que cumplen los jóvenes en ella cómo podemos trabajar para la misma y mejorarla—fue muy conmovedor para mí y me dio mucha inspiración. Sus comentarios fueron profundos, pero fáciles de entender. Era la primera vez que me reunía con los Directores. Ellos habían traído solicitudes de afiliación a La Iglesia Madre, y después de hablar con ellos, no dudé en completar una.
Aunque mi padre es Científico Cristiano, yo no siempre había estado interesado en la Ciencia Cristiana. Durante mi adolescencia me sentí bastante alejado de ella por todas las cosas típicas de los jóvenes que me apartaron un poco. Pero cuando tenía dieciocho años Ilegó mi momento decisivo.
Una mañana cuando me desperté no podía respirar bien. Al tratar de respirar profundamente sentía como que mis pulmones no se Ilenaban de aire. Por alguna razón, no se lo conté a mis padres. En lugar de eso tomé mi ejemplar de Ciencia y Salud que nunca antes había abierto (había leído las Lecciones Bíblicas traducidas al español en el formato de texto completo, pero no el libro en si), y empecé a leerlo desde el principio. Cuando Ilegué a la página 14, leí lo siguiente: "Estad conscientes por un solo momento de que la Vida y la inteligencia son puramente espirituales—que no están en la materia ni proceden de ella—y el cuerpo no proferirá entonces ninguna queja. Si estáis sufriendo a causa de una creencia en la enfermedad, os encontraréis bien repentinamente".
El ataque terminó al instante y jamás regresó. Esto me impresionó mucho. Empecé a estudiar la Biblia y Ciencia y Salud por primera vez, y comencé a ver el mundo y todo a mi alrededor de manera diferente, con mayor claridad, más espiritualmente.
Desde entonces, he distribuido muchos ejemplares de Ciencia y Salud entre mis amigos. Hace poco, se lo di a un amigo que estaba muy deprimido y pensaba en suicidarse. Así que espero poder ayudar a más personas.
Así que cuando la Junta Directiva vino a mi ciudad quise conocerlos y escuchar lo que tenían para decir. Me hicieron comprender que los jóvenes son importantes para mantener la organización de la iglesia y aportar nuevas ideas. Lo que ellos dijeron me ayudó a ver que la iglesia está viva, y quise ser parte de ella.
Ahora que soy miembro siento que formo parte de la organización más importante de la tierra.
