De niño, solía pasar algunos veranos en la casa de mi abuela en las afueras de la gran ciudad. En los fondos de la casa había una huerta con plantas de tomates, espinacas y zanahorias. También había finas hierbas como albahaca, orégano, romero y laurel, además de unos manzanos y una higuera. Y hasta una parra y un jazmín.
En medio de la huerta había un camino. La familia podía ir por él y detenerse para admirar todo lo que había allí plantado; y agradecer por todo lo que esa buena tierra había dado.
Día a día sigo aprendiendo que la gratitud es como ese camino en la huerta; una vía que se transita reconociendo el bien que allí hubo, que hay y que esperamos que haya. La gratitud nos lleva a reconocer el bien, que es Dios mismo, en todos los aspectos de nuestra vida.
La gratitud por nuestro hogar, por ejemplo. Sabemos que es importante mantener el hogar en orden y limpio, pero eso no es suficiente. Para que en él se pueda respirar afecto, tranquilidad y libertad la gratitud es necesaria, pues nos ayuda a renovar la forma en que diariamente vemos el hogar; nos ayuda a ver aspectos que antes tal vez no percibíamos.
Y así como un ave necesita del aire para volar, o un pez necesita de agua para vivir y transportarse, nosotros necesitamos la gratitud para discernir que algo más grande que nosotros se hace cargo de nuestra vida y bienestar. Dios ya está a cargo de nuestra vida y nuestro hogar, y la gratitud nos ayuda a poner el sello de Dios en este lugar tan querido, porque estamos reconociendo que Él ha estado siempre allí y que de Él viene todo. Un antiguo proverbio chino dice: "Cuando bebas agua, recuerda la fuente".
La gratitud también mantiene la alegría, la armonía y el progreso en la vida de hogar. Y por supuesto la provisión del hogar depende en gran manera de la gratitud a Dios. Sentir gratitud por el sentido de hogar que ahora tenemos nos prepara para que ese sentido se expanda y nos bendiga a nosotros y a los que nos rodean.
La gratitud es la sonrisa del corazón. Y los que pasen por nuestro lado quizá no la perciban pero, ¿quien nos puede quitar que les hayamos sonreído con el corazón? Eso tiene un inmenso valor, porque al hacerlo siempre somos recompensados por el "Padre que ve en lo secreto".Mateo 6:4.
En este número abundan los testimonios de curaciones espirituales que recorren el camino de la gratitud. Entre ellos, una curación de intoxicación y otra de conjuntivitis. Incluso encontramos un artículo sobre la gratitud en la búsqueda de trabajo.
Además, no podíamos dejar de celebrar la Navidad, que en uno de los artículos deja bien claro que es la celebración de "Dios con nosotros", que Cristo Jesús demostró durante su vida, rica en pruebas del amor práctico de Dios por toda la humanidad.
Con afecto,
