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Regalos de Navidad para todos

Del número de noviembre de 2011 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


"Tendrás alegría". "Has hallado gracia". "Traigo nuevas de gran gozo". "No teman".

¿A quién no le gustaría escuchar estos mensajes? Son tan solo cuatro de los muchos que recibieron las personas que tomaron parte en lo que comúnmente se conoce como "La historia de Navidad". Todos estos mensajes fueron anunciados por lo que la Biblia llama ángeles.

El primer mensaje fue para Zacarías, diciéndole que él y su esposa, Elisabet, tendrían un hijo, aunque ya eran de edad tan avanzada que habían perdido toda esperanza de que eso sucediera. El segundo mensaje le vino a María, prima de Elisabet, anunciándole que ella también tendría un hijo, un Salvador. ¿Acaso alguna mujer en el mundo se ha visto en la inexplicable situación en que se encontró María: una virgen encinta? El tercer mensaje fue impartido a los pastores que realizaban su humilde labor en la oscuridad de la noche, diciéndoles dónde podían encontrar al niño-Cristo recién nacido.

El cuarto mensaje consolador, de no tener miedo, los ángeles lo repitieron una y otra vez a todos. Esa aseveración de no tener temor era algo que el mundo necesitaba con urgencia entonces, y necesita con urgencia ahora. Esa era una época de suma agitación y peligro para muchos. Pero justo en medio de todo eso llegó la primera Navidad, con sus hermosos mensajes angelicales. Promesas de que ninguna infructuosidad u obstrucción material, de que ninguna duda temerosa o amenaza de peligro, podía impedir la venida del Cristo, el nacimiento de la verdad salvadora de Dios en los corazones de la humanidad; que "nada hay imposible para Dios".Lucas 1:37.

La Ciencia del Cristo, que Mary Baker Eddy descubriría posteriormente en las enseñanzas de Jesús, hace que la Navidad sea más que una celebración de una vez al año, o meramente una historia especial que ocurrió hace mucho tiempo. Como ella explica en su libro Ciencia y Salud, los ángeles como los que les hablaron a Zacarías, Elisabet, María, José, a los reyes magos, a los pastores, y a otros, no eran místicos. Tampoco se limitaron a los tiempos antiguos, sino que son mensajeros sanadores prácticos y para todas las épocas: "Pensamientos de Dios que vienen al hombre; intuiciones espirituales, puras y perfectas; la inspiración de la bondad, de la pureza y de la inmortalidad, que contrarresta todo mal, toda sensualidad y toda mortalidad".Ciencia y Salud, pág. 581. Dios está transformando nuestra consciencia de una forma en que podemos escuchar y comprender, anunciando Su Cristo a cada uno de nosotros, anunciando la nueva de gran gozo, que nosotros también tendremos alegría, que hemos hallado gracia, y, especialmente, que no debemos tener miedo.

Mientras la gente en todas partes celebra esta Navidad, y se prepara para entrar en un nuevo año, muchas situaciones en la escena mundial parecen infructuosas, tumultuosas y amenazadas por circunstancias más allá de nuestro control. Quizás pueda o no traer consuelo humano recordar que los conflictos, enfermedades, pobreza y desastres naturales de hoy, no son algo históricamente nuevo. Pero hay un inmenso consuelo, espiritualidad y practicidad en darnos cuenta de que los ángeles pueden venir y vendrán naturalmente a aquellos que buscan, y a veces luchan, por encontrar al Espíritu y soluciones espirituales. La Ciencia Cristiana permite a aquellos que siguen las enseñanzas de Jesús, practicarlas científicamente, y enfrentar con valentía los desafíos personales y mundiales sobre la base de las leyes divinas, mediante la oración, con la expectativa de que el Cristo, la Verdad, se manifieste en la consciencia y cambie esta experiencia terrenal para mejorarla.

Dios está transformando nuestra consciencia de formas que podemos escuchar y comprender, anunciando Su Cristo a cada uno de nosotros, dándonos la nueva de gran gozo, que nosotros también tendremos alegría.

Mary Baker Eddy escribió: "En distintas épocas la idea divina toma diferentes formas, según las necesidades de la humanidad. En esta época toma, más inteligentemente que nunca, la forma de la curación cristiana. Este es el niño que hemos de atesorar. Este es el niño que rodea con brazos amorosos el cuello de la omnipotencia, e invoca el infinito cuidado del amoroso corazón de Dios".Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 370.

De esta forma, atesorar la curación, en casa y en el mundo, nos hace a todos un poco como aquellos personajes de la historia de Navidad. Tal vez seamos como Zacarías y Elisabet, preguntándonos cómo nuestras circunstancias infructuosas podrán algún día dar sus frutos. O como María, quien al principio se sintió preocupada ante el gozoso mensaje de Dios, y dudosa de que fuéramos Sus hijos amados. O como los pastores, efectuando nuestra labor en la oscuridad de la noche. No importa de qué manera nos habla Dios, podemos confiar en que Él lo hará con una voz que nosotros tenemos la capacidad de reconocer y comprender. Y podemos esforzarnos de formas diferentes por prestar atención a esos mensajes angelicales que nos hablan en el pensamiento—escuchando, esperando, implorando, invitando, deseando, estando a la expectativa, aceptando, preparando, vigilando, confiando—hasta que se manifieste la curación.

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