La primera estrofa de un himno que se canta con frecuencia en esta época del año, se refiere a Jesús diciendo: "... al mundo ha de anunciar: iEmmanuel, Dios con nosotros está!"Marion Susan Campbell, Himnario de la Ciencia Cristiana N° 11, según la versión en inglés. El mensaje espiritual de que Dios está con nosotros es realmente "buenas nuevas", tanto para escuchar como para contar.
A pesar de que el término Emmanuel se escribe de distintas formas con algunas diferencias de significado, su mensaje principal es claro: ¡Dios está con nosotros! Jesús ilustró el poderoso alcance de Emmanuel al sanar al enfermo y liberar al pecador. Probó que nada podía quitar la presencia y el poder de Dios que había en su vida, o en la de los demás. Ni siquiera la muerte en la cruz podía negar el eficaz trabajo de Emmanuel, puesto que Jesús fue resucitado de la tumba. Ahora y para siempre, el hecho de que Dios está con nosotros, con cada uno de nosotros, es la realidad espiritual de la verdadera y eterna existencia del hombre. Celebrar a consciencia el Emmanuel como el verdadero significado de la Navidad, eleva estas celebraciones a una oración sanadora.
Aunque en determinado momento las circunstancias de alguien puedan parecer de lo más adversas, durante las fiestas o en otra instancia, no estamos desamparados. Podemos decir y sentir lo mismo que uno de los salmistas bíblicos cuando Le dijo directamente a Dios: "Estoy continuamente contigo; me has sostenido de la mano derecha".Salmo 73:23, según la versión King James.
Saber que estamos con Dios y que nuestro Padre celestial nos está sosteniendo de la mano derecha—tradicionalmente, la más fuerte—nos promete un rápido acceso a nuestra fuente de inspiración y fortaleza. Es más, si hemos perdido el sentido de dirección, podemos recordar que no estamos solos.
He descubierto—y estoy segura de que muchos también lo han hecho—que celebrar la Navidad como "Dios con nosotros" nos asegura que tendremos en el corazón el "espíritu de la Navidad" durante las fiestas. La verdad eterna que este mismo espíritu de Navidad mantiene durante todo el año, también es un hecho de la existencia espiritual. No estamos "allá afuera", viviendo por nuestra cuenta, sujetos a las llamadas fluctuaciones de esta época navideña, o de cualquier otra. Estamos realmente en este Espíritu Santo y jamás podemos ser apartados del gobierno directo del Amor divino. Como declara Mary Baker Eddy en Ciencia y Salud: "El Amor divino es infinito. Por lo tanto, todo lo que realmente existe, está en Dios, emana de Él y manifiesta Su amor".Ciencia y Salud, pág. 340. No sólo somos "de Dios", sino que permanecemos perpetuamente dentro del tierno cuidado de nuestro Padre-Madre.
Es sumamente importante resistir con firmeza el hipnotismo de las fiestas—como son el estrés, la escasez, la soledad—percibiendo ante todo, que no lo envió Dios. Nuestro Padre celestial, nuestro Padre-Madre Dios, está a nuestra "mano derecha", despertándonos del sueño del materialismo del mundo. Este Padre-Madre, nuestro único Padre-Madre, no conoce el error ni el mal, lo que significa que somos instantáneamente guiados por el camino correcto, donde sólo prevalece el bien. Dios, el Principio divino, incluye sólo lo que es eternamente verdadero.
Cuando celebramos la Navidad como Emmanuel, encontramos que este maravilloso sentido de alegría navideña se manifiesta todos los días. En realidad, se entiende que Emmanuel, o "Dios con nosotros", como implica la frase, tiene otro nombre: Cristo. Mary Baker Eddy habla del Cristo como: "... la verdadera idea que proclama al bien, el divino mensaje de Dios a los hombres que habla a la consciencia humana".Ibíd., pág. 332.
Los mensajes del Cristo, llenos de alegría sanadora, están disponibles a cada minuto del día, o de la noche, y en realidad todo el tiempo. Es irónico creer que estos grandes y sagrados mensajes se puedan perder durante la época de Navidad. O que estén confinados a unos pocos días en diciembre, y a aquellos momentos en que estamos demasiado ocupados como para pensar profundamente en ellos.
"Feliz Navidad", o "Tengan una Navidad llena de alegría", como me gusta decir a mí, es un saludo que podemos decir y expresar con sinceridad, cuando está afianzado en la comprensión. No necesitamos correr para llegar a donde se encuentra Dios, como tampoco necesitamos que Él nos busque para encontrarnos. Dios es la causa eterna, y el hombre es el efecto del conocimiento de Dios. Mary Baker Eddy escribió: "La verdadera jurisdicción del mundo está en la Mente, que gobierna todo efecto y reconoce que toda causalidad está establecida en la Mente divina".ibíd., pág. 379. Sabiendo que nosotros no sólo estamos con Dios, sino que somos creados y gobernados por esta fuente divina, aumenta la importancia del espíritu de Emmanuel. ¿Cómo podemos estar más cerca de Dios que siendo Su creación?
Pensar profundamente en lo que significa que Dios está "con nosotros", nos hace ver el hecho de que estamos hablando de nosotros, en lugar de yo. Es obvio que este concepto no deja fuera el "yo", sino que esta bendición se halla en el Amor divino que lo incluye todo, un amor que abraza y eleva a todos los amigos, miembros de la familia, extraños, incluso a aquellos que percibimos como nuestros enemigos. En las palabras de la Biblia: "Bueno es el Señor para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras".Salmo 145:9. Al reconocer que todos somos la "obra" de Dios, no podemos dejar de percibir que ninguna circunstancia podrá jamás separarnos de Él.
Un diccionario define en parte el término "con" de la siguiente manera: "en compañía de; acompañando". Es una alegría saber que estamos siempre en la compañía de Dios; este poder afectuoso y poderoso nos acompaña todos los días. ¿Y qué pasa con los años nuevos que vendrán? ¿Qué pasa si parecemos tener temor respecto a nuestro futuro y esto nos preocupa día a día? Podemos apartarnos de esos cuadros mortales perturbadores porque si no forman parte de Dios, ¡no forman parte de nosotros! Es tan importante para nuestra felicidad liberanos de los "acompañantes" falsos—recuerdos tristes y temores por el futuro—,como reconocer la presencia de "Dios con nosotros".
He descubierto—y estoy segura de que muchos también lo han hecho—que celebrar la Navidad como "Dios con nosotros" nos asegura que tendremos en el corazón el "espíritu de la Navidad" durante las fiestas.
Es tan emocionante saber que tenemos esta libertad. No podemos pensar en Dios y al mismo tiempo tener algún recuerdo triste. De la misma manera, aferrarse a los temores de lo que nos pueda deparar el nuevo año, cierra nuestros oídos a los mensajes divinos e inspirados.
Nada, ningún día del año, puede desplazar el glorioso mensaje de Emmanuel. Dios está realmente con nosotros. ¿Puede haber acaso una mejor razón para celebrar?