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la curación metafísica

Confiamos en la verdadera Ciencia

Conversación con Jack Hubbell

Del número de noviembre de 2011 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Reemplacemos el temor, la preocupación y la duda con la confianza en el Principio divino: Dios. Cuando lo hacemos, como lo aprendió el maestro y practicista de la Ciencia Cristiana, Jack Hubbell, se abre maravillosamente una ruta de vida impredecible, llena de oportunidades y bendiciones para nosotros y los demás.

Durante la era de las grandes bandas de Artie Shaw, Benny Goodman y Glen Miller, Jack Hubbell estaba al frente de su banda de swing, "The Varsity Club". Con lo que ganó pudo cursar sus estudios de ingeniería en la Universidad de Oklahoma. Luego sirvió en la Fuerza Aérea y posteriormente trabajó en una compañía de electrónica.

Cuando conversé con Jack, me contó cómo llegó a ser practicista y maestro de la Ciencia Cristiana, y cómo su experiencia en ingeniería le dio una perspectiva especial.

Jack Hubbell: A lo largo de los años, yo había visto que se producían muchas curaciones maravillosas mediante la comprensión de la Ciencia Cristiana y las enseñanzas de Cristo Jesús. Pero me pregunté: "¿Quién fue la persona que más éxito tuvo en la historia? ¿Einstein? ¿Jorge Washington? ¿Beethoven? ¿Martín Lutero? ¿Sir Isaac Newton? ¿Mary Baker Eddy?" Hay tantas personas maravillosas que han bendecido al mundo. Pero más que todos la persona de mayor éxito que haya vivido jamás, fue Jesús. Él estaba totalmente imbuido del espíritu del Cristo, es decir, vivió con la comprensión espiritual perfecta de Dios y Su creación perfecta.

Jesús presentó esta comprensión espiritual a la humanidad de una forma tan vívida que indicaba claramente y más allá de toda duda, que él vivía en total acuerdo con el Cristo. Y Mary Baker Eddy definió al Cristo, no como una persona, sino como "la verdadera idea de Dios".Ciencia y Salud, pág. 54. Vivir en armonía con la verdadera idea de Dios le dio a Jesús gran poder para hacer cosas buenas. Sanó enfermos, superó el tiempo y el espacio, alimentó a las multitudes, resucitó muertos.

Generalmente se ha aceptado que Jesús realizó milagros. Con mi experiencia en ingeniería, yo rechacé el concepto de "milagro". Más bien, percibí que todo debe obrar bajo una ley. Por ejemplo, hubo una época en que se consideraba un milagro que la gente pudiera volar a través del espacio en una máquina que era más pesada que el aire. Pero hoy en día, un avión no se considera un milagro. Esto se ve como el resultado de la comprensión y demostración de las leyes de aerodinámica. Estas leyes han estado siempre en operación, simplemente era necesario descubrirlas y demostrarlas.

La Ciencia Cristiana revela que Jesús no realizó milagros. Él demostró las leyes divinas y espirituales. Esto es sumamente interesante, porque si son leyes, entonces tienen que estar al alcance de todos aquí y ahora. De otro modo, es imposible que Jesús hubiera dicho: "El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores obras hará".Juan 14:12. Es emocionante pensar que podemos demostrar las mismas leyes que Jesús demostró, aunque sea en pequeño grado. Y la capacidad para demostrar estas leyes divinas proviene de Dios, nuestro Principio divino.

Uno podría preguntarse: ¿Cómo puede uno asegurarse de que realmente hay leyes divinas, que hay un Principio divino que gobierna la realidad y, de esa forma, tener confianza en la Ciencia Cristiana? Yo diría que proviene del estudio y de nuestra experiencia en la vida, ¿no crees?

En efecto. Recuerdo varios acontecimientos en mi vida que fortalecieron mi comprensión y confianza en la Ciencia Cristiana. Uno fue cuando estaba en la Fuerza Aérea, durante la Guerra de Corea, en la década del 50. Me asignaron para que fuera oficial en electrónica, pero yo era ingeniero mecánico. Querían que me entrenara en electrónica. Francamente, no me gustaba para nada el trabajo que me habían asignado, y le pregunté al oficial de personal sobre otros dos puestos, incluso uno de oficial de adquisición industrial. Me dijo que eso requería de varios años de experiencia en la industria, como en producción o en control de calidad de aviones. Me dijo que ese puesto no era posible para mí puesto que acababa de salir de la universidad. Así que fui a entrenarme como oficial en electrónica.

Pocas semanas después—luego de orar bastante—decidí redactar una carta solicitando una transferencia, indicando que creía que podía servir mejor a la Fuerza Aérea en algún otro puesto. El oficial al mando me dijo que nadie iba a leer mi carta, que estaba perdiendo el tiempo. No obstante, continué orando, aferrado a la verdad de que "en él vivimos, y nos movemos, y somos".Hechos 17:28. Yo sabía que no podía estar separado de Dios, por lo tanto no podía estar separado del bien ni ubicado en una actividad equivocada. Oré con las palabras del Apóstol Pablo: "Porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas".Romanos 13:1. Declaré que sólo estaba sujeto a los poderes divinos que hay, y por lo tanto, Dios, no un oficial de personal, determinaba mi lugar correcto.

La verdad es que si bien había estado orando para que se hiciera la voluntad de Dios, no estaba del todo convencido de lo que oraba. Temía que Dios lo iba a arruinar todo y me iba a poner en un lugar equivocado. No obstante, la Biblia nos dice que "los pasos del hombre honrado, por el Señor son ordenados, y él se deleita en su amino".Salmo 37:23, según la versión King James. De modo que, por primera vez, declaré con toda sinceridad que se hiciera la voluntad de Dios—la voluntad de la Mente divina, que es uno de los siete sinónimos de Dios que nos da Mary Baker Eddy—y que esta sólo podía ser buena. Esto significaba que podía regocijarme de que estaría en el lugar adecuado, haciendo el trabajo correcto, aunque fuera como oficial en electrónica.

Al día siguiente, me llamaron de la oficina de personal, y de entrada el oficial me preguntó: "Teniente Hubbell, ¿a quién conoce en el Pentágono?" Yo respondí: "No conozco a nadie en el Pentágono. ¿Por qué me pregunta?" Y me respondió: "Lo están transfiriendo. Muchos han pedido transferencias y todas han sido negadas. Así que, para qué nos vamos a engañar, usted debe conocer a alguien en el Pentágono".

Yo le dije: "No, señor, no conozco a nadie". Entonces me dijo, y recuerdo muy bien sus palabras: "Bueno, si usted no conoce a nadie en el Pentágono, debe conocer a alguien allá arriba. Y ellos deben conocerlo a usted".

Recuerdo que pensé: "Sí, hay alguien allá bien arriba que me conoce". Y el oficial dijo: "Usted no sólo es transferido, sino que lo han asignado a uno de los mejores lugares de trabajo en la Fuerza Aérea". Le dije: "No tengo ni idea de dónde es eso". Y me contestó: "Ha sido asignado a las Oficinas Centrales, Adquisiciones Aéreas del Este, en la Avenida Madison 655, en la Ciudad de Nueva York".

No podría haber sido un mejor lugar, ni un mejor puesto. Allí pude estudiar en la universidad, y conocí a mi futura esposa. Fue un beneficio tras otro. Ahí estaba yo, recién graduado, sentado hablando con altos ejecutivos de la industria aeronáutica. Fue algo increíble. Y cuando dejé la Fuerza Aérea, empecé a trabajar en la compañía Douglas Aircraft en Tulsa, Oklahoma. Para entonces me había casado y vivimos allí por un tiempo, antes de regresar a la Ciudad de Nueva York. También tomé clase de Ciencia Cristiana y me volví más consciente de que la Ciencia Cristiana era la ciencia verdadera. Así que mientras trabajaba de ingeniero, empecé a pensar cada vez más en entrar en la práctica pública de curación. Fue maravilloso ver cómo Dios estaba gobernando mi vida.

¿Hubo algún otro acontecimiento que te ayudó a ser practicista de la Ciencia Cristiana?

Desde un principio, decidí que me esforzaría por comprender las leyes divinas y tal vez algún día, sería practicista de la Ciencia Cristiana, y, al hacerlo, ayudaría a otras personas a superar sus dificultades. Pero creía que eso iba a ser en un futuro lejano. De modo que inicialmente, cuando abrí una oficina y entré en la práctica sanadora—esto fue antes de anunciarme en el Journal—seguí teniendo mi trabajo en la compañía de electrónica. Entonces un día vi en el Wall Street Journal, bajo la columna de "empleos", un anuncio pidiendo un administrador del acelerador atómico circular en la Universidad de Princeton. Me pareció muy interesante. Me comuniqué con ellos y me pidieron que fuera para tener una entrevista. La universidad me pareció un lugar precioso, y era indudable que era de nivel mundial. Me encantó cuando me mostraron las instalaciones. Pasamos por la que fue la oficina de Einstein, y algunos otros físicos muy importantes del mundo, tal como Oppenheimer. Me entusiasmó estar en ese ambiente. Me ofrecieron el trabajo, que incluía un sueldo mejor que el puesto que tenía, e incluía becas de cuatro años para cada uno de mis tres hijos.

De modo que acepté el puesto. Sentí que había llegado al lugar ideal, con el trabajo ideal, trabajando con personas de nivel mundial. Antes de irme, aquel día de la entrevista, me presentaron al presidente del departamento. Quien fue muy atento y me preguntó: "Jack, ¿cuál es tu verdadera meta en la vida?" Y yo pensé: "¡Oh, no. Por qué tenía que preguntarme esto!" Le respondí: "Servir y bendecir a la humanidad mediante la comprensión y la demostración de la ciencia". Él pareció sentirse complacido con esa respuesta. Pero yo sabía que había omitido una palabra muy importante. Mi verdadera meta era servir a la humanidad mediante la comprensión y la demostración de la Ciencia Cristiana.

Cuando iba de regreso a casa, me pregunté: "Bueno, si esta es mi verdadera meta, ¿por qué no entrar en la práctica por completo ahora mismo?" Así que esa fue mi decisión. Mi esposa me dio todo su apoyo, y de inmediato me dediqué por completo a la práctica de curación en la Ciencia Cristiana. Jamás lo lamenté. Hubo momentos en que me pregunté: "Si yo hubiera estado en Princeton, ¿qué estarían haciendo los chicos hoy?" Mis tres hijos tienen estudios de postgrado y tienen vidas felices y satisfactorias.

¿Qué hace que uno sea un sanador eficaz?

Una de las cosas que aprendí es que el tratamiento en la Ciencia Cristiana no consiste en que una persona corrija a otra persona imperfecta, sino que es la verdad que corrige una mentira acerca de un ser perfecto. Para mí esto es muy importante en la práctica. Porque cuando uno recibe una llamada y alguien tiene este o aquel problema, la tendencia podría ser tratarlo como algo real. Pero no, estamos corrigiendo una mentira. Así que ¿cómo corrijo una mentira? Sabiendo la verdad. Jesús dijo: "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres".Juan 8:32. Él dio exactamente en el clavo. No se trata de una persona corrigiendo a otra persona. Jesús incluso dijo: "No puedo hacer yo nada por mí mismo"... "el Padre que mora en mí, él hace las obras".Juan 5:30 y 14:10. Así que es la verdad corrigiendo una mentira. Si corregimos la mentira, hemos corregido todo el problema.

Mary Baker Eddy también descubrió que otro de los sinónimos de Dios es el Principio divino, la fuente de las leyes que Jesús demostró. Ella no inventó un programa teológico. Jesús demostró leyes, de modo que esas leyes deben estar en operación aquí y ahora para ti y para mí. La curación es una revelación de la verdad. No es corregir una condición material, imperfecta y real, sino más bien corregir la mentira de que una condición material e imperfecta pueda ser real.

Me gustaría preguntarte sobre el magnetismo animal, una frase que los Científicos Cristianos usan, y que a una persona que no es Científica Cristiana puede sonarle rara o anticuada. ¿Podrías hablar de lo que es, cómo actúa, y qué podemos hacer para ver su falta de poder?

Pienso que lo mejor para comenzar es la parábola de Jesús de la cizaña en el campo de trigo.Véase Mateo 13:24-30. Jesús usó la parábola para describir la consciencia humana, que es el término que usamos para indicar la mezcla de la cizaña y el trigo. El trigo representa las cualidades divinas, como amor, inteligencia, honradez e integridad. Y la cizaña o hierbas nocivas, representa temor, resentimiento, celos, y cosas por el estilo. El propósito, como Jesús señaló, es eliminar la cizaña. ¿Y por qué es esto importante? Porque lo que mantenemos en nuestra consciencia humana es lo que manifestamos en nuestra experiencia humana. Lo que ves, sientes y escuchas son modos de consciencia.

Para mí es como una ecuación matemática: CH=EH, es decir, la Consciencia Humana es igual a la Experiencia Humana. Si queremos mejorar nuestra experiencia humana, primero tenemos que mejorar nuestra consciencia humana. ¿Cómo lo logramos? Admitiendo la verdad en nuestra consciencia. La Verdad divina destruye la cizaña, elimina los conceptos falsos. De modo que, a medida que permitimos que la luz solar de la Verdad entre en nuestra consciencia humana, sentimos y vemos evidencia de la luz solar de la Verdad manifestada en nuestra experiencia humana.

Ahora, esto hace que nos preguntemos: "¿De dónde vino la cizaña? ¿De dónde vienen las mentiras acerca de la creación perfecta de Dios? Bueno, provienen de lo que la Ciencia Cristiana designa como magnetismo animal. Es importante ver que el magnetismo animal es tan solo un término. El magnetismo animal no es la causa grande y poderosa del mal, un poder oscuro y espantoso. Es simplemente un término usado para indicar el opuesto hipotético de la verdad. Se refiere a los conceptos falsos o mentiras acerca de Dios que pretenden tener poder, poder para crear el mal y causar sufrimiento y problemas.

Entonces, ¿cómo es que el magnetismo animal planta la cizaña en nuestra consciencia? Bueno, esto nos lleva a otro término: sugestión mental agresiva. Cuando enfrentamos sugestiones falsas, que vienen como si fueran nuestro propio pensamiento, tales como, "Me siento enfermo", "Me siento solo", "Me falta provisión", todas ellas son sugestiones mentales agresivas. ¿Cómo nos defendemos de ellas? Aceptando el Cristo que la Verdad irradia, la verdadera idea de Dios que viene a la consciencia humana para destruir las mentiras o conceptos falsos. Tan ciertamente como la luz destruye la oscuridad, así la Verdad destruye una mentira, y el Cristo destruye al anti-Cristo, o magnetismo animal.

Lo que hay que recordar es que el magnetismo animal no es real. Por lo tanto, no tiene poder y no es algo que haya que temer. Es sólo un término usado para describir una causa hipotética. Pero ver que el magnetismo animal es simplemente un término no significa que ignoremos su aparente existencia. Lo manejamos reconociendo su nada.

¿No fue acaso Sir Isaac Newton quien dijo que por cada acción existe una reacción opuesta e igual, igual en fuerza, en la dirección opuesta? De manera que por cada verdad, puede haber un opuesto teórico. Pero es tan solo un opuesto hipotético. El opuesto o ausencia de la luz es oscuridad. Sin embargo, la oscuridad no puede invertir ni hacerle nada a la luz. El opuesto de la verdad no es verdad. El opuesto de la realidad no es real. Por lo tanto, no puede hacer nada.

De modo que el trigo de la Verdad divina destruye la cizaña del error mortal—el trigo de la influencia del Cristo destruye la cizaña del magnetismo animal. Y todo esto tiene lugar en la consciencia.

Correcto. Nuestra vida se reduce a lo que cosechamos en la consciencia—sea Verdad o error—porque lo que cosechamos en la consciencia determina nuestra experiencia.

Digamos que alguien te dice: "Jack, tengo muchos problemas. Acabo de perder mi empleo. Tengo miedo. No sé qué va a pasar con mi familia. No sé cuál va a ser mi futuro. No sé si voy a conseguir trabajo algún día, porque en esta economía no hay muchos trabajos. ¿Puedes ayudarme?" ¿Qué harías tú?

Lo primero que trato de hacer es volver a lo que estábamos hablando, a realmente afirmar—antes de tratar la escasez y el empleo, y lo demás—que la Ciencia Cristiana es la verdad, la ley de Dios, de la Verdad divina. Esto ha demostrado ser cierto miles de veces, y yo tengo confianza en la Verdad. Establezco el tratamiento primero con esas afirmaciones. ¡Y a veces eso es suficiente!

Luego, declaro que Dios es la única causa, una causa perfecta. Dios, el Espíritu, debe tener un efecto perfecto que es espiritual. Lo que Mary Baker Eddy denominó hombre es ese efecto perfecto. Esto confirma la declaración de Jesús: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto".Mateo 5:48. Sus declaraciones, aunque simples, son sumamente profundas. Tan ciertamente como lo igual produce su igual, la causa perfecta debe tener un efecto perfecto. Yo me mantengo firme en eso.

Después, si es necesario, trato el problema específico: la pérdida del empleo o la falta de provisión, como en tu ejemplo. O con frecuencia se trata de un problema físico. Ahora bien, no se trata de seguir una fórmula, sino de reconocer verdades importantes.

En cuanto al problema específico, pienso que lo más importante que hay que vencer es el temor. La Sra. Eddy afirma que el temor es realmente el problema principal. Y quiero reestablecer lo que nos asegura la Biblia: "El perfecto amor echa fuera el temor".1° Juan 4:18. Quiero afirmar que la omnipresencia de Dios, el Amor divino, significa que no puede haber ningún vacío de bien. Por lo tanto, no hay nada que temer.

Lo que se me está presentando es una sugestión falsa, una sugestión mental agresiva del magnetismo animal. No tiene base, no tiene causa, no tiene ley, no tiene poder, no tiene presencia, no tiene sustancia, no tiene realidad. Por lo tanto, no puede entrar en mi consciencia. Y no tengo problema en declarar en silencio y con toda claridad y fuerza: "¡Vete de aquí sugestión diabólica, y cállate la boca!" Luego vuelvo mi atención al hecho de que la Ciencia Cristiana es la verdad y destruye la mentira. Destruir la mentira significa eliminar todo lo que hace al problema.

De cierta manera, la sugestión diabólica es la absurda noción de que la expresión de Dios—la expresión del Amor, la expresión del Principio, la expresión de la Vida, que es lo que todos somos—pueda estar desempleada, pueda dejar de ser totalmente funcional, totalmente útil, totalmente activa, pueda quedar sin la atención necesaria y perder su importancia.

Así es. Y como estábamos diciendo antes, no es una persona la que determina tu experiencia o mi experiencia. Es la Verdad, Dios. Tú estás sujeto únicamente "a las divinas 'autoridades que hay' ".Ciencia y Salud, pág. 249. De ninguna manera alguien puede ser "despedido" de su estado de ser uno con Dios. De ninguna manera alguien puede estar separado de la Verdad. Y la clave es confiar en que este reconocimiento en la consciencia humana producirá un ajuste en la experiencia humana.

Pero hay que tener confianza en la Verdad—confianza en Dios—no confiaza en una persona. Si no, es muy tentador pensar que la situación es muy difícil y que no podemos superarla. Y creo que todos pensamos eso a veces. Pero en cambio podemos decir: "Un momentito. Es 'el Padre que mora en mí, el que hace las obras'".Juan 14:10. Es más, no hay una "nada" grande ni una "nada" pequeña. ¿Qué puedes decir de la nada, excepto que es nada?

Lo que nos recuerda el pasaje bíblico: "Confía en el Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas".Proverbios 3:5, 6, según la versión King James. En otras palabras, confía en la Verdad divina, el Principio divino, el Amor, con todo tu corazón, y tendrás libertad.

Libertad en cualquier forma que sea necesaria, sea dirección, inspiración, provisión, empleo, amor, o salud.

Podemos estar confiados en que la Ciencia Cristiana es la ley de Dios y está siempre en operación. Pienso que es muy importante recordar que nos estamos refiriendo al Principio constante, inflexible e invariable, y que estamos confiando en eso. Este Principio invariable es lo que fundamenta la Ciencia Cristiana y hace que sea confiable y eficaz.

Este Principio confiable e invariable hace que la Ciencia Cristiana sea lo que llamas la verdadera Ciencia.

Tú lo has dicho.

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