Un día a comienzos de semana me levanté y no podía abrir uno de mis ojos. Estaba rojo e inflamado.
Como la oración me ha ayudado en muchas ocasiones, para mí fue natural recurrir a Dios en oración. Comencé a orar reconociendo que soy una idea espiritual y perfecta de la Mente divina, y que sólo reflejo Sus cualidades, entre ellas, salud, bienestar, armonía, perfección, incluso belleza.
Me puse a escuchar himnos del Himnario de la Ciencia Cristiana, cosa que hago a menudo porque me ayuda a centrar mis pensamientos en la creación armoniosa de Dios, y a dejar fuera los pensamientos temerosos de enfermedades, malestares y otros problemas.
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