En una ocasión, estando de vacaciones en una zona de clima cálido, mi salud se deterioró a tal punto que mi familia decidió llevarme a una clínica. Una junta de médicos me revisó, me hicieron análisis y determinaron que mi sangre estaba envenenada a causa del dengue, que aparentemente se contrae a través de picaduras de mosquitos.
Durante los cinco días que estuve hospitalizada me aplicaron suero y antibióticos, aunque según los médicos no había medicina para curarla.
Ni bien salí de la clínica dejé de tomar remedios y decidí apoyarme únicamente en la oración según la Ciencia Cristiana. Estudiaba todos los días la Lección Bíblica de la Ciencia Cristiana, compuesta por citas de la Biblia y del libro Ciencia y Salud. Esta Lección nos ayuda a conocer las verdades sanadoras que Cristo Jesús enseñó y que se pueden aplicar en cualquier situación.
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