A veces es bueno que nos recuerden cosas que ya sabemos muy bien. Ese es el propósito de este pequeño editorial. Es simplemente para recordarnos que tenemos que orar por nosotros mismos todos los días. Esto se aplica a los seguidores de todas las religiones. Mary Baker Eddy, la Guia de la Ciencia Cristiana, lo explica de la siguiente manera: “Una cosa he deseado fervientemente, y de nuevo lo suplico sinceramente, a saber, que los Científicos Cristianos aquí y por doquier, oren diariamente en su propio beneficio; no verbalmente, ni de rodillas, sino mental, humilde e importunadamente”.Escritos Misceláneos, 1883—1896, pág. 127. En términos prácticos, esta solicitud puede significar que cada miembro de su Iglesia tome consciencia y dé los pasos cada día para asegurarse de que está genuinamente convencido de la verdad acerca de Dios y el hombre. La verdad se puede resumir en el hecho de que Dios es todo el bien y que la creación es Su reflejo sagrado, completamente separado de lo que se llama materia.
Hay muchas formas de orar por uno mismo o por otra persona. No hay fórmulas para ninguna oración en la Ciencia Cristiana, no obstante, la misma debe ser siempre mental, humilde e insistente. Las oraciones de humilde petición pueden ser eficaces. Así como las oraciones de razonamiento, afirmación y negación. Cada oración eficaz se va desarrollando a través de la inspiración del momento, comienza recurriendo con humildad a Dios, el Amor divino. La “Oración Diaria” que se encuentra en el Manual de La Iglesia Madre, ayuda a establecer el tono receptivo y humilde de pensamiento que nos prepara para hacer una oración más detallada.
Una oración diaria que a algunos les ha resultado útil, se asemeja a la oración que Cristo Jesús les dio a sus discípulos, y que se conoce como el Padre Nuestro, en la cual Jesús es nuestro Señor, nuestro guía y consejero. Cuando se la considera en su sentido espiritual, que da Ciencia v Salud, establece en el pensamiento con compasión y lógica la totalidad de Dios, el bien, y la nada del mal o error.
Ciertamente, cada oración tiene que ser protegida. Es sorprendente la resistencia que puede haber contra este trabajo diario. El error constantemente envidia a la verdad. “Desde el comienzo hasta el fin, la serpiente persigue con odio a la idea espiritual”.Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 564. La acción silenciosa y oculta del magnetismo animal que opera a través de las sugestiones mentales agresivas, quisiera hacernos olvidar para que dejemos de orar por nosotros mismos a diario, o hacernos sentir contentos con el pensamiento basado en la materia. Algunos dicen que no tienen tiempo de orar, aunque la oración humilde sólo toma unos pocos minutos. Otros simplemente se olvidan. Y también están aquellos que dicen que no notan ninguna diferencia en su vida cuando oran o no oran por ellos mismos, aunque esto mismo bien puede ser una señal de que sus oraciones necesitan tener mayor profundidad o hacerse con más frecuencia. Algunos insisten en que sólo la gente débil ora, pero si la humildad ante Dios es poderosa, se podría decir que sólo los fuertes están dispuestos a orar.
De hecho, si no has orado por ti mismo hoy, tal vez quieras hacer una pausa en la lectura de este editorial para hacerlo. Simplemente concéntrate en la preciada conexión que tienes con el Dios todopoderoso, el bien.
La oración puede defenderse de diferentes formas. Una es permitir que el Cristo, la Verdad, nos recuerde que la Ciencia Cristiana no es meramente un competidor o una alternativa humana a la medicina o teología popular, por más útiles que para muchos sean, sino que la Ciencia divina es la palabra misma de Dios, el Consolador que Cristo Jesús prometió, que descubrió y fundó Mary Baker Eddy, y del cual el estudiante es un seguidor obediente.
En términos prácticos, esta solicitud puede significar que cada miembro de su lglesia tome consciencia y dé los pasos cada dia para asegurarse de que está genuinamente convencido de la verdad acerca de Dios y el hombre.
Después de defender la oración, puede ser útil establecer claramente en el pensamiento la verdad de que Dios es del todo bueno, y que el hombre y el universo es Su creación en forma de ideas espirituales, totalmente desconectadas de la materia en todo momento y en cualquier lugar o forma. Esto se puede lograr considerando y repitiendo estos conceptos con receptividad, a fin de establecerlos firmemente en el pensamiento como verdades que son aceptadas y amadas.
Esta reflexión hace que naturalmente tomemos consciencia de que el mal no existe en ninguna forma ni lugar, en toda la creación sagrada de Dios. Esta percepción protege al que ora, y a su oración, de cualquier tendencia a caer nuevamente en la manera mundana de pensar en las cosas. No debemos permitir caer en el engaño de pensar que podemos olvidar la verdad ni bien hemos sido renovados con ella.
El efecto de la oración humilde es siempre una consciencia espiritual más fuerte y una mejor curación espiritual. ¿Puede acaso haber algo más importante que esto para cada uno o para el mundo?
