En un viaje a Ghana, África Occidental, a donde fuimos a visitar miembros de la iglesia, mis colegas y yo nos enteramos de que hay un símbolo tradicional que consiste en un nudo que nadie puede desatar. Nadie, excepto Dios.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!