En un viaje a Ghana, África Occidental, a donde fuimos a visitar miembros de la iglesia, mis colegas y yo nos enteramos de que hay un símbolo tradicional que consiste en un nudo que nadie puede desatar. Nadie, excepto Dios. El símbolo se llama “Gye nyame” (yie N-ya-mi), que quiere decir “excepto Dios” o “sólo Dios”.
En África, como en todas partes del mundo, hay problemas que por siglos han resistido todo intento de solución. No obstante, en todos los lugares que fuimos, nos encontramos con personas que hablaban de la alegría que sentían por haber descubierto, mediante la oración humilde y persistente, que el poder divino realmente desata los nudos de corrupción, enfermedad, superstición, violencia y pobreza.
Varios practicistas de la Ciencia Cristiana, que dedican todo su tiempo a sanar a los demás, nos dijeron que muy pocos de sus pacientes les pagan con dinero, aunque muchos les dan comida y otras cosas prácticas. Uno nos contó que hace poco no tenía dinero para pagar las necesidades básicas de sus hijos. Él oró con la certeza de que Dios tenía la respuesta y lo guiaría. Muy pronto, personas que le habían dicho que no podían pagarle, le dieron lo que él necesitaba. Puesto que no tiene un trabajo convencional para apoyar a su familia, este hombre apacible dijo que él sería el hazme reír de la aldea si no fuera por las demostraciones del poder de Dios que ven sus vecinos.
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