En el gran designio de las cosas, el Consolador divino nos está enseñando que la perspectiva mortal de la realidad está desapareciendo. Todo lo que Cristo Jesús probó acerca de la inmortalidad está penetrando gradualmente en la consciencia humana. La luz del Espíritu está comenzando a revelar que la oscuridad de la materia no tiene realidad.
Este es un punto importante que debemos comprender respecto a la historia material porque nos dice algo acerca de la desaparición de las dificultades específicas que podemos enfrentar. Por ejemplo, Mary Baker Eddy escribe: “La espiritualidad está imponiendo a los mortales sus más altas exigencias, y la historia material se va acercando a su fin” (No y Sí, pág. 45). Esta verdad absoluta es sumamente importante en tu vida individual, allí mismo donde hay un problema material, llámese dolor o desilusión, resentimiento o limitación.
A veces los sentidos materiales argumentan que debemos terminar con la situación. Una señora me mostró una carta certificada que recibió de un médico a quien había consultado después que no logró sanar mediante la Ciencia Cristiana. Le dijo que sin atención médica ella no sobreviviría más de unas pocas semanas, y que incluso con ese cuidado, él sentía que tenía muy pocas probabilidades de vivir. El médico insistió en que aún así eso era mejor que no recibir asistencia alguna. Le indicó claramente cómo se deterioraría la situación, y cómo su vida llegaría a su fin.
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