Tal vez hayas visto alguna película o tira cómica donde una persona va caminando apurada y se lleva por delante un poste o una puerta de vidrio. En una de las películas de Marcel Pagnol, famoso escritor y productor de cine francés, alguien patea un sombrero debajo del cual algún malintencionado había escondido un ladrillo. Ver algo así puede hacer que quienes lo observen se sobresalten o griten como si ellos mismos sintieran el dolor después del golpe. Esta empatía tan natural sólo existe, por supuesto, para la víctima “humana”; nadie tendría jamás sentimientos de compasión por un poste, una puerta de vidrio o un ladrillo.
Ahora, esto plantea la siguiente observación: Existe la creencia ampliamente difundida de que los cuerpos humanos están compuestos por un tipo más elevado de materia, mientras que los objetos están hechos de un tipo inferior de materia. De modo que parecería que hubiera una materia inerte, insensible y no inteligente, y otra que está viva, es sensible e inteligente. Pero ¿es cierto esto?
Me planteé esta pregunta después de tener la siguiente experiencia:
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