P: A veces, cuando la Junta Directiva de la Ciencia Cristiana desempeña más de un puesto dentro de la organización de la Iglesia, surgen dudas en el pensamiento de los miembros. Dado que no siempre escriben contando acerca de sus inquietudes, puede que los miembros no reciban respuestas útiles. Por esta razón, la Junta Directiva tiene el agrado de ofrecer a todos los lectores de El Heraldo parte de la extensa información que hay disponible sobre el tema.
R: Entendemos el profundo deseo que tienen los miembros de asegurarse de que se cumplan las disposiciones del Manual de la Iglesia. De modo que estamos genuinamente agradecidos por la oportunidad de compartir con ustedes algunas de nuestras ideas, así como información básica proporcionada por la Biblioteca Mary Baker Eddy y los registros históricos de la Iglesia. Sin duda, estos nos resultaron muy útiles en la cuidadosa toma de decisiones, y confiamos en que les resultarán útiles a ustedes también.
La Junta Directiva ha meditado sobre este tema durante mucho tiempo, especialmente al valorar las funciones que los dignatarios de La Iglesia Madre cumplen individualmente, como se indica en el Manual de la Iglesia. A lo largo de la historia de La Iglesia Madre, los miembros de la Junta Directiva de la Ciencia Cristiana han ocupado más de un puesto al mismo tiempo.
La práctica de elegir a una persona para ocupar un puesto como miembro de la Junta Directiva de la Ciencia Cristiana, así como el de Secretario de La Iglesia Madre, en realidad estaba en uso en vida de Mary Baker Eddy, y continuó después de su muerte en 1910. Cuando la Junta Directiva de la Ciencia Cristiana fue creada por medio de una Escritura de Fideicomiso, en 1892, uno de los Directores, William B. Johnson, era al mismo tiempo, el Secretario. Él permaneció en su puesto como Secretario hasta que renunció en 1909. Su sucesor en la Junta, John V. Dittemore, también fue nombrado Secretario, y permaneció como Secretario hasta noviembre de 1917, cuando Charles E. Jarvis, quien no era miembro de la Junta Directiva, fue elegido para el cargo.
Hemos comprobado que el hecho de que uno de los Directores se desempeñe también como Secretario, facilita la amplia colaboración que se requiere entre estos dos puestos. Por ejemplo, la correspondencia del Secretario debe ser consecuente con el mensaje de la Iglesia en conjunto, y tener un miembro de la Junta como Secretario ha hecho más simple y eficiente dar a conocer ese mensaje de manera más coherente. De hecho, los Directores y el Secretario trabajan juntos para lograr que la misión más importante de la Iglesia, se vea manifestada en las actividades que supervisan directamente. Y cada Director tiene que dar cuentas a toda la Junta Directiva y adherirse al Manual de la Iglesia, así como debe hacerlo el encargado de una actividad determinada que no sea Director.
De igual manera, la Junta Directiva de la Ciencia Cristiana trabaja en estrecha colaboración con la Junta de Educación. Los registros históricos de la Iglesia indican que desde 1944 a 1975, miembros de la Junta Directiva fueron elegidos para el cargo de Presidente de la Junta de Educación, comenzando con George Wendell Adams en 1944.
Al tener Directores en puestos como Secretario, Presidente de la Junta de Educación y Fideicomisario de La Sociedad Editora de la Ciencia Cristiana, hemos encontrado una valiosa simplicidad y unidad de propósito que nos permite centrarnos más específicamente en la misión sanadora de nuestra iglesia. Esto puede explicar por qué los miembros de la Junta Directiva, que con mucha oración y dedicación ocupan esos puestos, en diferentes épocas han optado por este arreglo. Algunos de estos nombramientos pueden ser temporales y cambiarán a medida que las necesidades de la organización así lo requieran.
Queremos señalar que reevaluamos las funciones cada vez que se efectúan nuevos nombramientos, y ciertamente tendremos presente los comentarios que nos han hecho, mientras seguimos adelante. Recurrimos a Dios y a las enseñanzas e instrucciones de Cristo Jesús y de Mary Baker Eddy en busca de guía, al tomar todas nuestras decisiones. Aunque algunas personas, al pensar acerca de las decisiones humanas que una organización tiene que tomar a diario, puedan diferir y tener distintos puntos de vista, todos amamos y honramos el Manual de la Iglesia, la Ciencia que la Sra. Eddy reveló por medio de sus escritos, y la estructura de Iglesia que ella fundó.
Valoramos el compromiso que ustedes tienen con la Iglesia y, sin duda, sentimos el amor y la fidelidad que inspiran las cartas que nos envían, ya sea planteando preguntas, relatando curaciones, o simplemente apreciando la familia universal de Científicos Cristianos de la que todos formamos parte.
La Junta Directiva de la Ciencia Cristiana
