“El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5:22, 23). Los abundantes frutos y bendiciones del Espíritu producen bienestar, y son lo que realmente nos enriquece.
El mundo en general cree que la abundancia significa tener muchas cosas, tales como propiedades, buenos empleos, dinero en el banco, en una palabra, en la acumulación de bienes materiales. Sin embargo, en la Biblia leemos: “En el colmo de la abundancia padecerá estrechez” (Job 20:22). ¡Cuántas veces hemos visto que esto ocurrió en nuestras vidas! Uno puede pensar que lo tiene todo, pero la verdad es que le falta lo más esencial, y lo que más necesita: un reconocimiento satisfactorio de la abundancia de bien que viene al alcanzar una mejor comprensión de Dios y el hombre.
Debemos preservar nuestra fe en Dios, y seguir el consejo de Cristo Jesús, de alcanzar una comprensión espiritual más profunda y perdurable.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!