Fluctuaciones en la economía, cambios inesperados en los mercados, el hecho de que algunas profesiones se vuelven obsoletas mientras que otras requieren de nuevas habilidades y recursos —todas estas cosas no son más que una parte del complicado cuadro de circunstancias en las que parece basarse la incertidumbre tanto a nivel individual, nacional como global.
No obstante, ¿existe acaso alguna fuente segura de provisión, un recurso inagotable al cual podamos recurrir que jamás se agotará o se volverá obsoleto? ¿Es qué podemos encontrar hoy un fundamento seguro para la vida, la felicidad y el progreso continuos?
Debemos estar muy agradecidos porque la respuesta es un resonante ¡sí! Proviene de lo que al principio podría parecer una fuente inesperada: la naturaleza espiritual del hombre y su inquebrantable relación con Dios, quien a través de las enseñanzas de la Biblia y de la Ciencia Cristiana, es revelado como la fuente de todo el bien.
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