Hace algunos años falleció mi padre, y este hecho me sumió en una tristeza inmensa. Durante la misma época, quedé embarazada y empecé a tener muy baja autoestima. La situación empeoró tras el nacimiento de mi hijo. Y cuando este tenía nueve meses, mi esposo y yo solicitamos el divorcio. Así que empecé a sentirme cada vez más triste. No quería salir de casa ni socializar con amigos u otras personas, ni siquiera tener contacto con familiares. Sólo quería quedarme en la cama, durmiendo todo el tiempo.
En un momento, visité a un psiquiatra, quien dijo que debía tomar cinco píldoras diariamente. Comencé a sentirme dependiente de esa medicación, lo cual fue muy angustioso para mí. El psiquiatra también recomendó que un terapeuta apoyara el caso, y así comencé a visitar la oficina de un psicólogo semanalmente.
Pero en enero de 2015, me familiaricé con Ciencia y la Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Empecé a leer el libro, comenzando con el capítulo “Los frutos”, que ofrece muchos testimonios de curaciones. Estos testimonios me hicieron entender cómo la gente había sanado de varios problemas solamente a través de la oración. Así que empecé a obtener un sentido de confianza a medida que me daba cuenta de que el mensaje del libro realmente sanaba. Al leerlo, vi que realmente presentaba la Ciencia divina del ser verdadero, una Ciencia que se podía demostrar y poner en práctica, y supe que si la practicaba podía confiar en obtener la curación.
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