La anciana acababa de estacionar su auto en un pequeño espacio de aparcamiento con elegancia y sin ninguna dificultad. “¿Viste? Todavía puedo hacerlo”, dijo con cierta satisfacción.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!