“Nuestros pensamientos y oraciones están con ellos” es una expresión que ha sido muy criticada últimamente. Se la acusa no sólo de ser una frase sin sentido, sino de esconder una mentalidad que no está realmente dispuesta a hacer algo útil. De hecho, muchos ven la oración y la espiritualidad como la parte más pequeña de la ecuación, en el mejor de los casos, en lo que se refiere a realizar la clase de cambio para bien que están sinceramente buscando.
Sin embargo, las herramientas disponibles para hacer cambios parecen ser penosamente limitadas. El contexto dentro del cual buscamos el progreso está a menudo restringido por multitud de nociones preconcebidas respecto a lo que es siquiera posible; puede parecer como si las vías para el mejoramiento deben necesariamente basarse en recursos físicos, personalidades influyentes y mera fuerza de voluntad.
Por supuesto, muchas luces están brillando por todo el mundo también. Hay personas y grupos que están encontrando formas de pensar totalmente innovadoras, y que se sienten humildemente impulsadas por ideales universales a quitar del camino los obstáculos y limitaciones del pasado. Aun así, lo que nos beneficiaría a muchos de nosotros que buscamos un cambio para bien es una base completamente diferente sobre la cual resolver problemas; una nueva serie de herramientas; una esperanza arraigada en algo que está más allá de las fronteras de los recursos limitados y el poder personal.
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