¿Qué podría un reformador del siglo XIX posiblemente agregar al movimiento para el progreso de hombres y mujeres hoy en día?
¡Muchísimo! Mary Baker Eddy consideraba que el progreso era la ley de un Padre-Madre Dios infinito, y la igualdad era el resultado natural de Dios, que creó tanto al hombre como a la mujer a Su propia imagen y semejanza (véase Génesis 1:26, 27). Esto fue parte de su revolucionario descubrimiento de la Ciencia Cristiana; un sistema científico de ética y curación basado en la Biblia, particularmente las enseñanzas de Cristo Jesús.
Fundamental para la Ciencia Cristiana y las enseñanzas del Cristo es el Sermón del Monte. El mismo incluye la Regla de Oro, la cual dice: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas” (Mateo 7:12). Esta es la esencia de la verdadera igualdad, arraigada en el cristianismo de Cristo. También incluye la oración del Señor que comienza con “Padre nuestro”. Esta hermosa palabra nuestro establece la inseparable relación espiritual que tenemos con Dios y unos con otros. En el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras de Eddy, se encuentra una perspectiva profundamente espiritual de todo el Padre Nuestro. Esto incluye la interpretación espiritual de la línea “Padre nuestro que estás en los cielos”, la cual es “Nuestro Padre-Madre Dios, todo-armonioso” (pág. 16). Esa frase incluye todo y forma la base, tanto para la igualdad como para el progreso. Ciencia y Salud, después señala: “Un único Dios infinito, el bien, unifica a los hombres y a las naciones; constituye la hermandad del hombre; pone fin a las guerras; cumple el mandato de las Escrituras: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’; aniquila la idolatría pagana y la cristiana, todo lo que está errado en los códigos sociales, civiles, criminales, políticos y religiosos; equipara los sexos; …” (pág. 340).
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